'Aquí nos toca todo lo malo'

Un continuo vaivén de buenas y malas noticias mantiene en vilo a los pescadores de la Costa da Morte (A Coruña). El optimismo subió de tono ayer por la mañana, cuando los pocos barcos que salieron a faenar desafiando el mal tiempo comprobaron que la mancha de fuel que pende como una cola del buque Prestige se había alejado y no afectaba a sus caladeros.

Luego se supo que el Prestige estaba a punto de partirse en dos y la zozobra volvió a cundir entre los parroquianos. 'Aunque el petrolero ya esté lejos, ¿quién nos garantiza que la marea negra no llegaría hasta aquí?', se interrogaba con inquietud el patrón mayor de la Cofradía de Laxe, José Antonio Toja.

El sentimiento de depresión no es nuevo en la Costa da Morte, el extremo occidental de Galicia, una comarca sin otra actividad económica que la ligada a la pesca, inmersa desde hace años en una crisis permanente.

Los jóvenes ya no quieren saber nada de la mar y emigran a cientos a las islas Canarias y a las Baleares, para trabajar en la hostelería y la construcción. Los pueblos se van quedando poco a poco vacíos y las desgracias se suceden: marineros muertos en naufragios, largas épocas de temporales que impiden faenar, la amenaza de una nueva marea negra... 'Aquí nos toca todo lo malo', se lamenta el patrón mayor de la Cofradía de Laxe con un acento de resignación. 'Si ya lo dice todo el nombre: Costa de la Muerte'.

La única esperanza es que la mancha supere sus costas sin tocarlas y pase de largo, llevando la suciedad, los problemas ambientales, económicos y sociales a otros lares y a otros vecinos.