Tradición y arraigo

La Unión Europea subvenciona a los productores de aceite de oliva con una cantidad fija para el conjunto de la producción estatal fijada en unos 1,5 euros por kilo para una producción total de 760.000 toneladas. Cualquier exceso es penalizado con una reducción proporcional de la subvención por kilo. Los productores valencianos son castigados por los excesos de producción que suelen producirse en Andalucía. Las ayudas correspondientes a la campaña 2000-2001, que todavía no se han liquidado en la mayor parte de los casos, rondan los 0,9 euros por kilo.

La Unión Europea exigió a los estados miembros que elaboraran un denominado Sistema de Información Geográfica (SIG) para estimar con detalle los árboles que explota cada productor. El SIG se elabora a partir de fotos aéreas, registros del catastro -que en la mayoría de los casos son obsoletos- y declaraciones de los productores.

El empeño de la Consejería de Agricultura en anticipar un año la verificación de las cosechas con el nuevo sistema no debía haber afectado la distribución de ayudas, al menos de los denominados anticipos. El gobierno de Aragón, por ejemplo, acaba de acometer los trabajos para elaborar el SIG sin interferir en el reparto de ayudas de la pasada campaña.

Los retrasos en la Comunidad Valenciana han caldeado los ánimos en algunas comarcas y los productores anuncian movilizaciones si las ayudas no son liquidadas en el plazo previsto, que vence el 16 de octubre.

Antoni Lozano, portavoz socialista de Agricultura en las Cortes Valencianas, apunta que las ayudas europeas pretenden tanto mantener los cultivos tradicionales como arraigar a los productores en zonas deprimidas de interior, y sugiere ampliar las subvenciones a los olivareros valencianos para reconocer el carácter ecológico de su labor.