¿Es un experimentador o un tardón ante las nuevas tecnologías?

A veces cuesta analizar la predisposición que uno mismo tiene ante las nuevas tecnologías de la información. Sumarse a la estadística facilita las cosas. Una de las referencias teóricas más habituales es la obra de Everett M. Rogers, profesor del Departamento de Comunicación de la Universidad de Nuevo México, que salió a colación en las sesiones del congreso sobre nuevas tecnologías aplicadas a la docencia. Según Rodgers, existen hasta cinco categorías de personas en la era electrónica.

Los 'innovadores' representan el 2,5% de la población. Bajo este porcentaje se encuentran los experimentadores natos. Es ese vecino a quien uno llamaría cuando tiene un problema técnico, porque se preocupa exclusivamente por la tecnología y reconoce con facilidad sus novedades. Tras ellos están los 'adaptadores tempranos', un 13,5% de la población. Sin la sabiduría de los primeros, se preocupan por las herramientas explorando las nuevas tecnologías por su potencial de mejora en los procesos de enseñanza. Adoptan riesgos y no les aterra el fracaso eventual, porque es parte del proceso.

Inmediatamente después viene la 'mayoría temprana', un 34% de la población que se siente confortable con la tecnología y las innovaciones, pero adopta una actitud cautelosa de 'esperar y ver' hacia las nuevas aplicaciones tecnológicas. Exigen sólidas referencias para acometer el cambio: 'Preguntaré al vecino'.

Le sigue con un mismo porcentaje la 'mayoría tardía' o 'conservadora'. Similar a los anteriores en muchos aspectos, aunque no se siente confortable con la tecnología, por eso acepta las innovaciones tarde, bajo la presión del entorno: muchos de sus colegas y compañeros las utilizan con éxito y, en fin, deben adaptarse. Por último, están los 'tardones' (del inglés laggards): Nada menos que un 16% de la población. En ocasiones se ven obligados a disimular. Los hay que tienen el ordenador de adorno y los adversos catastrofistas que critican inmisericordemente las nuevas tecnologías y defienden la pluma a capa y espada.