Un clásico muy actual

Primero fue la madera, después el hormigón y cuando parecía que habíamos llegado a la cumbre con el acero inoxidable, giramos la cabeza y nos damos cuenta que algunos bodegueros, muy pocos, siguen fieles a la madera. El acero inoxidable parecía la panacea. Se acabaron los problemas con las fermentaciones y los enólogos eran felices porque podían elaborar el caldo teniendo bajo control durante todo el proceso las temperaturas. Mientras todo esto ocurría, en Bodegas Muga el tiempo se detuvo ya hace años. Sus propietarios siguen el mismo proceso de elaboración desde su fundación. Utilizan tinas de madera fabricadas por sus propios toneleros y los mostos resultantes, tras la consiguiente crianza, gustan a todos los paladares.

Estos días la comunidad científica vuelve a polemizar sobre el recipiente ideal para la fermentación. Entre ellos se encuentran los que apuestan por recuperar el hormigón, pero con un revestimiento de resina epoxi, especialmente cuando se trata de grandes volúmenes. Sin embargo, parece que existe un consenso casi generalizado sobre las bondades del roble para las pequeñas vinificaciones.

Los jóvenes sucesores de Muga, Jorge y Manu, lo han tenido fácil y se han ceñido a la norma no escrita de sus familiares. Para el desarrollo de nuevos proyectos están construyendo tinas de 2.500 litros donde pretenden experimentar con nuevas variedades. Sus planes de futuro pasan por la selección de los frutos desde el campo, donde Jorge se encuentra en su medio y logra resultados asombrosos en cuanto a la calidad de las uvas.

Si en el pasado los vinos de Muga han mantenido su personalidad por encima de modas, en el futuro el éxito está asegurado. Las nuevas generaciones tienen el conocimiento y la visión para desarrollar elaboraciones modernas y actuales.