Emoción tras el siniestro de una de las fábricas de 'alto riesgo'
Una intensa emoción recorrió ayer a Francia cuando los telediarios del mediodía comenzaron a difundir las imágenes de Toulouse: edificios arrasados, espesas masas de humo y polvo, millares de ventanas pulverizadas y, a diferencia de lo ocurrido en EE UU, decenas de heridos, muchos de los cuales fueron entrevistados.
El temor a un posible atentado, aparentemente descartado, no es menor que el miedo a otros riesgos: la instalación siniestrada es una de las 372 de Francia clasificadas como 'de alto riesgo' o 'de tipo Seveso', en alusión a la fábrica italiana de productos farmacéuticos que provocó una grave contaminación en los setenta.
'Es impresionante, esto nos recuerda a Estados Unidos', dijo uno de los bomberos entrevistados por televisión, mientras el chófer de un camión evocaba 'un bombardeo'. Los sismógrafos de todo el país habían registrado una sacudida equivalente a un terremoto de una magnitud de 3,4 tras la explosión en la petroquímica, propiedad de una filial del grupo TotalFinaElf.
Los Verdes denunciaron la existencia de 'millares de fábricas como ésta en Francia, a menudo encastradas en las ciudades y a veces en barrios populares'. Y enfatizaron que desde hace mucho reclaman un programa para alejar de las zonas pobladas las fábricas 'tipo Seveso'. El director de la fábrica afectada, Jean-Pierre Biechlin, contribuyó a acentuar la sensación de misterio al decir que ignoraba 'completamente' el origen de la explosión. 'Nunca habíamos imaginado que pudiera ocurrir tal accidente. No es imposible, pero es verdaderamente increíble', declaró.
El primer ministro, Lionel Jospin, fue la primera autoridad nacional que salió disparado de su despacho en París hacia el lugar de la tragedia, seguido horas después por el presidente de la República, Jacques Chirac, y gran parte del Gobierno.
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