La ruptura con Telefónica

Si las malas relaciones del ex presidente de Telefónica Juan Villalonga con el Gobierno comenzaron con el escándalo de las multimillonarias opciones sobre acciones, el fracaso de la fusión de la operadora española con la holandesa KPN precipitó la salida de Villalonga de la compañía en julio del año pasado.

Los inversores volvieron del puente del Primero de Mayo de 2000 con la confirmación de los rumores sobre una alianza entre la holandesa y Telefónica. La Bolsa recibió con alegría la combinación empresarial. Las acciones de ambas compañías registraron subidas récord del 9% cada una en un solo día. El entusiasmo duró poco.

Escudado en el hecho de que el Estado holandés es el principal accionista de KPN, el Gobierno mostró enseguida su rechazo a la fusión. Desde el Ministerio de Economía se resaltó que de qué servía haber privatizado Telefónica si iba se unirse a una compañía cuyo principal accionista es el Estado. El Ejecutivo holandés poseía entonces el 43%; ahora tiene el 35%.

El Gobierno recurrió al efectivo poder disuasorio de la acción de oro (que permite vetar decisiones en las empresas privatizadas) y, con el apoyo del núcleo duro (BBVA y La Caixa) de Telefónica, la fusión, empeño personal de Villalonga, murió el 5 de mayo de 2000.

El escándalo de las opciones sobre acciones (por valor de 72.000 millones de pesetas) iniciado seis meses antes ya había arruinado las relaciones de Villalonga, amigo de José María Aznar, y el Gobierno. Villalonga dimitió el 26 de junio de 2000.

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