Bandos

La muerte, heridas o persecución de una persona inocente por un grupo de asesinos politizados (terroristas) no es (fuera de la familia y amigos de las víctimas) lo más fuerte. Hay una especie de actividad pública peor: la muerte, heridas o persecución de una persona inocente por fuerzas institucionales o grupos paralelos que demuestran así la manejabiliad del combate, seleccionando inocentes por enemigos y guardando como inocentes a sus culpables preferidos.

El GAL no es la contra absoluta de la ETA, es un cero-grados, ni frío ni calor, pero quedan por debajo 273 grados más heladores, para congelar víctimas inocentes de los buenos, como digo.

El GAL, sus viejas chapuzas y sus próximos indultos son puro centro. Gracias al GAL cualquier gobernante español tiene indulgencia plenaria para figurar como buen antietarra y a la par impoluto defensor del derecho.

La historia de las víctimas comisariales, los disturbios contados del revés, la carta blanca en detenciones ilegales, de invasiones biográficas despóticas e inamovibles, todo eso y más, ni siquiera cuenta porque 'nadie lo recuenta'.

Así cada bando se limita a esgrimir su propia fuerza de dañar y aguantar, todo se va en bravatas dolorosas y en la sorpresa técnica de una pulga inextinguible que tiene de rehenes a los leones de Castilla.

Se forzaría mejor el fin de los horrores cultivando sospechas lógicas y no perfumándose con falso estrépito moral.