El timo del Teatro Real

El sábado 19 de mayo entré en el Teatro Real por primera vez para ver el espectáculo de la Compañía Nacional de Danza de Nacho Duato. Tenía muchas ganas, pero cuando llegué a la taquilla me di cuenta de que mi economía sólo me permitiría ver el espectáculo desde las alturas. Aun así, compré las entradas. Cuál fue mi sorpresa cuando al comenzar el espectáculo vi que el patio de butacas estaba prácticamente vacío (12.000 pesetas) y los demás pisos, igual (9.000 pesetas, 17.000 pesetas).

El único piso lleno era el nuestro, que recibe el maravilloso nombre de butacas Paraíso. Creo que estábamos a mayor altura que la lámpara del techo. Con tanta distancia por medio, las dimensiones se distorsionan, los saltos de los bailarines parecen de hormiguitas. Daba la sensación que los bailarines no llenaban el escenario. La frialdad que se respiraba era insultante.

Pienso que la cultura, en general, es poco accesible para la mayoría de la gente, pero lo del Real me pareció ya el colmo.

Reivindico precios más baratos para que la gente joven pueda ir más al teatro, para que la cultura comience a entrar en nuestras costumbres de ocio, y así, entrar en nuestras vidas.