Pilar y Félix, Capuletos y Montescos
El aparente idilio entre una Capuleto y un Montesco mueve a reflexión. Soy capuleto (sic), y como tal opino que las posiciones de los anacionalistas niegan dos derechos: el de antigüedad y el de (re)transformación. Y en su lugar, propugnan otros dos: el de no integrarse y el de los hechos consumados.
Sitúo el primero en el terreno de la opinión, y desde él sólo apelo a la cortesía (reverso de la hospitalidad). En el segundo, debemos mostrar cierta extrañeza. ¿Cómo no va a ser legítimo pugnar porque la Cataluña real de mañana sea distinta de la Cataluña real de hoy? La Cataluña mestiza, urbana (extra Barcelona, nulla salus) y asimilada es una opción; otra, la Cataluña sin murallas urbanas, tolerante, integradora y aportadora de biodiversidad.
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