Los olivareros temen perder el 20% de la cosecha por la sequía

Los olivareros castellonenses ven con "preocupación" la campaña de recolección que se avecina, tras las escasas lluvias de los meses de verano y el fuerte viento que ha soplado en la comarca del Baix Maestrat. Así, Hilari Jaume, de la Unió de Llauradors, señaló ayer que "la presente campaña no será tan mala como la de hace dos años en la que se perdió el 33% de la cosecha, aunque sí que se llegará a entre el 15 y el 20%". Los olivos, según Jaume, están comenzando a padecer el llamado "estrés hídrico", que se aprecia en las olivas que ante la falta de agua maduran antes de la época adecuada. El fruto se hace negro y todo es hueso. Además de la pérdida del valor del fruto, también se produce una merma en la calidad del aceite que se producirá en las almazaras. "Con las olivas caídas del árbol no se puede producir el aceite virgen extra", y las que han caído al suelo tienen un precio muy inferior a las recogidas en el árbol.

La reducción en la cantidad y calidad de la oliva propiciará que "el dinero que se obtenga apenas dé para los tratamientos fitosanitarios", lamentó Jaume. La sequía afectará también a nuevas cosechas. "La sequía de ahora es la causa de que los árboles se estresen y no puedan brotar en primavera, lo que significa que no habrá olivas", explica Jaume.