La presidencia llegó tarde

La Feria de Leganés empezó con algún contratiempo. Duró dos horas y cuarto, y encima empezó a las siete y diez, a la presidencia se le paró el reloj, por lo visto. Tuvo que escuchar una sonora bronca del respetable cuando llegaron al palco el presidente y los asesores. Miguel Martín puso banderillas en sus dos toros con facilidad y buena orientación. Y luego manejó los engaños de manera irregular, denotando falta de rodaje. Al noblón primero le dio unos pases de muleta aseados por el pitón derecho. Y a su segundo le arrancó una oreja, tras una faena voluntariosa en la que faltó quietud y algo de ligazón. Chamón Ortega dio verónicas limpias y buenas de saludo a su primero, al que construyó una faena de muleta con pases de buen gusto en la que no hubo continuidad, ya que el toro se rajó lastimosamente en poco tiempo. En su segundo, que saludó con una larga cambiada en el tercio, le instrumentó una faena de muleta desigual y larga, en la que faltó medida suficiente. El Cid hubo de abreviar en su primero, que desarrolló sentido por los dos pitones. Y se desquitó en el sexto, en una faena de muleta que transcurrió entera por el pitón izquierdo. Las series de naturales fueron cortas, pero intensas, y siempre se cruzó al pitón contrario en el primer cite, sobrio y clásico en el concepto.