Un niño precoz que jugaba a ser político
Los compañeros de colegio le describen como un jovenzuelo sabiondo con pose y hablares de adulto. Jordi Xuclà (Olot, 1973) se sacudió sin problemas las dudas sobre el futuro que atenazan a muchos adolescentes. Mientras sus amigos soñaban con ser futbolistas, él ya empezaba a ejercitar sus dotes dialécticas convirtiendo un fortín de juguete de los clics en un hipotético parlamento. La política le hervía en la sangre y con 14 años se afilió a la JNC, organización juvenil de CDC que acabaría presidiendo 11 años más tarde. Xuclà es licenciado en Derecho por la Universidad de Girona y profesor asociado en la misma universidad. Es el más aventajado de los jóvenes políticos que han encontrado cobijo y cargo en el bucólico jardín convergente. Sus detractores les consideran "pijos" aposentados, obedientes y sumisos a las órdenes de sus mayores tras un fino barniz de radicalidad juvenil. Pero su líder tiene consistencia e innegables dotes políticas. Sabe moverse por los pasillos en los que se toman las decisiones importantes. Forma parte del clan olotense, que en pocos años ha incrementado su influencia en Cataluña. Pocos municipios tienen tan notorio plantel de figuras públicas. Los cargos institucionales le han llegado a Xuclà de muy joven. En 1998 fue nombrado jefe de Relaciones Institucionales de la Junta de Saneamiento y desde enero de este año tiene el mismo cargo en la Agencia Catalana del Agua. Xuclà ya ha oído cómo durante esta campaña le acusaban de "haber nacido en un coche oficial".Jordi Xuclà -Xucli para sus compañeros de la JNC- puede convertirse en el miembro más joven de la Cámara alta y hacer añicos la vieja estampa del senador venerable y canoso. Siempre que no se cumpla el pronóstico de su severo profesor de Derecho Constitucional, quien, aludiendo al orden alfabético de las candidaturas, le espetó: "Con este apellido, usted nunca será senador".
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