Bruselas como excusa

Que Bruselas es una excusa para gobernantes con poca imaginación ya lo sabemos. Para desgracia de Europa y de los europeos, no son pocos los ministros que, habiendo participado en el Consejo que dilucidó alguna cuestión relevante, hablan después de la "decisión de Bruselas" como si la cosa nunca hubiese ido con ellos. Pero escudarse tras la cumbre de Tampere para no tramitar una nueva Ley de Extranjería sobrepasa lo políticamente aceptable. Los jefes de Estado reunidos en Tampere "constataron" que la Unión Europea necesita una política de inmigración común, pero poco se dijo sobre ella. Por un lado, se decidió una lista de países cuyos ciudadanos viajan hacia los Estados de la Unión Europea (Marruecos entre ellos) con los que se pretende trabajar sobre las causas de la inmigración -cualquiera que sea el significado de esto para el Consejo-, y por otro, se decidió avanzar en el acercamiento de los derechos de los residentes legales de larga duración con los nacionales de los Estados de la Unión, en coherencia con el nuevo tratado que integra en sus textos la necesidad de luchar contra la discriminación.¿Qué hay de incompatible entre estas dos decisiones y una futura Ley de Extranjería para España? Nosotras diríamos que nada. La futura política de inmigración común partirá de las experiencias de sus Estados. Italia y Francia han reformado y modernizado sus leyes de inmigración recientemente y con ello ayudan al desarrollo de esta política que, tal como prevé el Tratado de Amsterdam, deben adquirir rango jurídico en la UE en los próximos cinco años: aportando ideas nuevas, avanzando líneas de actuación que podrán ser valoradas en una futura armonización. ¿Dónde está el problema para que el Gobierno español haga lo mismo? Desde luego, en Europa no.- . Diputadas al Parlamento Europeo.