Todos los días, "milagro"

"No es lo mismo crecer, que crecer", le dijo ayer el presidente Eduardo Zaplana, plagiando un anuncio publicitario de coches, al pleno del Consejo de Cámaras de Comercio, que le entregó su medalla de oro. Era el cuarto baño de multitudes (empresariales) al que acudía Zaplana en poco menos de siete días. Cuando parecía que se disponía a repetir los excelentes indicadores económicos, expresión de "una región próspera y moderna" -"no voy a reiterarlos porque ustedes los conocen igual que yo", aclaró para alivio de los asistentes (que también habían asistido a esos cuatro actos)-, Zaplana dejó de lado el tono de consejero delegado e inició un discurso de contenido más cualitativo que cuantitativo. "Es el mejor momento de nuestra historia contemporánea y debemos aprovechar esta coyuntura", dijo Zaplana pasando por alto que la Comunidad figura entre las regiones más pobres de la UE.

Pero el milagro económico no sirve de nada si no se distribuye la riqueza, les dijo Zaplana a los empresarios. "Tenemos algunos problemas todavía, pero están bien enfocados. El Estatuto, la financiación y la lengua son problemas que debemos resolver entre todos". El presidente se quejó de que asuntos como la fusión de cajas o el trazado del AVE se analicen desde el prisma territorial, ignorando el interés general. "Y no podemos pensar que los problemas planteados no competen a los empresarios", terció.

Zaplana repitió que la estabilidad social "nos hace más fuertes" y la mejor forma de lograrlo es, según sus propias palabras, "luchar por la igualdad de oportunidades y mejorar los servicios públicos porque el mejor indicador es el de la mayor felicidad per cápita". Desgraciadamente, el presidente de la Generalitat eligió el peor día para romper una lanza en favor de su política educativa - "el esfuerzo para concretar un aumento de las retribuciones del personal docente es importante", manifestó-, ya que, a esa misma hora, un centenar de delegados docentes valencianos se encerraban en dependencias de la Generalitat en demanda de una subida de sueldo.

"Es un momento excepcional si redistribuimos más la riqueza", pidió abiertamente el presidente sembrando, probablemente, la duda entre los empresarios presentes sobre si debían ser más generosos con las subidas salariales en estos años de bonanza. El presidente Eduardo Zaplana reiteró en su despedida su gratitud hacia el ente cameral por concederle su dorada insignia e incluso confesó haberse ruborizado durante unos segundos.

No le faltaba razón porque instantes antes un vídeo realizado por el consejo de cámaras, describía con profusión de imágenes y retahílas de datos - un PIB de ocho billones, segunda comunidad exportadora española...- la dedicación "sin escatimar esfuerzos" del presidente de la Generalitat, su "talante progresista" y su "labor fundamental" y "acertada dirección" para encauzar las peticiones de los empresarios valencianos. La proyección acabó con una imagen del presidente, solo en la penumbra de su despacho, que recuerda la de otro presidente.