García-Posada recrea la biografía colectiva de los poetas del 27

Era un grupo unido, cohesionado. Doce o 13 poetas que soñaron un país lo contaron en versos y lo vivieron con una intensidad estimulante y contagiosa. El crítico Miguel García-Posada se ha acercado a aquel espíritu vidista y talentoso en Acelerado sueño (Espasa), una biografía colectiva que aproxima al lector al clima de complicidad que animaba a los poetas del 27: Lorca, Alberti, Diego, Cernuda, Salinas.

No se trata de un ensayo erudito, lleno de citas y pies de página (la bibliografía está al final). Acelerado sueño es un relato lineal, una biografía colectiva, entre la belleza y la tragedia, que intenta ser "amena y rigurosa" sin entrar en erudiciones o academicismos excesivos, y narrar la vida del grupo del 27 desde su entrada en la vida literaria española hasta su disolución en julio de 1936, "cuando se disolvió también la vida española".Eso dijo ayer Miguel García-Posada en la presentación a la prensa de Acelerado sueño, un libro escrito desde la admiración y el respeto máximos, pero también desde la complicidad personal, ya que, "por esos azares raros de la vida de la gente de provincias", el autor sevillano había leído toda la poesía de la generación a los 17 años.

La narración es una cronología que ayuda a situar el contexto en el que viven y crean estos poetas. Poetas del sur que buscan e iluminan "la verdad del mediodía", lo opuesto a lo normativo, lo excéntrico, lo no visto, lo otro.

La jondura, el trébol, el fulgor andaluz, Sevilla, la heterodoxia y la rebelión marcan al grupo, a casi todo el grupo. García- Posada incluye en él a todos los que formaron la Antología que Gerardo Diego publicó en 1931, más José María Hinojosa, otro poeta asesinado, pero éste por los rojos, al que el autor llama "el terrateniente generoso".

Vienen antes las amistades infantiles de Málaga, donde vivieron Aleixandre, Altolaguirre, Prados, Hinojosa y Moreno Villa, y donde veraneaba Lorca; el encuentro entre Aleixandre y Dámaso Alonso en Las Navas del Marqués (Ávila), y la dulce explosión de la Residencia de Estudiantes, verdadero hogar del grupo donde se dispara la creación de estos artistas que Lorca llamó "mi capillita de poetas" y que el crítico de EL PAÍS define como "una cumbre objetiva de la literatura española".

No es una biografía exhaustiva, pero está lo esencial. Está el espíritu vidista de un equipo "muy bien articulado y cuyo único filtro era el rigor y el talento". Están "los amores descarriados", contados sin tabúes ni medias tintas, "pero tampoco buscando el morbo". La homosexualidad de Lorca, Prados y Cernuda; la heterodoxia de los amores heterosexuales tan prohibidos como los otros (Salinas y Katherine Wihtmore, Diego y una vecina, Lorca y Rapún), y los "amigos gemelos": Salinas-Guillén, Cernuda-Aleixandre, Lorca-Guillén.

También hay sitio para la excursión a Sevilla, la Asturias del 34, el 14 de abril, la lucha por la cultura republicana, la guerra y el exilio. Y para la documentada brujería de Villalón, el criador de toros de ojos verdes. La portada, de Rafael Alberti.