De la anécdota a la categoría

Periodista al tiempo que escritor, Miguel Delibes ha cumplido siempre de modo magistral esa regla de oro del periodismo y de la literatura de convertir las anécdotas en categorías. Desde que escribiera La sombra del ciprés es alargada, hace ya medio siglo, Delibes nunca se ha despegado de su Valladolid natal, del paisaje y del paisanaje de Castilla, de sus cazadores, de sus jubilados, de sus emigrantes... Pero a partir de esos personajes totalmente enraizados con la tierra, apegados a costumbres locales y habitantes de pueblos olvidados, el escritor vallisoletano ha construido unos tipos universales que han dibujado unas historias más allá del tiempo y del espacio que hablan de la defensa de la naturaleza, del odio a la guerra, de los vaivenes de la infancia o de las soledades de la vejez.Esta sabia combinación -plasmada en libros como Diario de un cazador, La hoja roja o Cinco horas con Mario- ha convertido a Miguel Delibes no sólo en uno de los novelistas más prestigiosos y premiados de España, sino también en un autor de auténtico éxito popular. Sus lectores se cuentan por cientos de miles y abarcan tanto jóvenes como ancianos, mujeres como hombres, universitarios ilustrados como trabajadores que apenas han terminado la enseñanza primaria.

Con El hereje, el novelista ha querido rendir un homenaje explícito a Valladolid con un relato de luteranos en la muy católica e inquisitorial España del siglo XVI. Lleva razón el escritor cuando niega que el libro premiado con el Nacional de Narrativa sea una novela histórica. Aunque el relato describe un soberbio friso de aquella época, en El hereje se imponen esos personajes que alcanzan la altura de una fábula contra la intolerancia y a favor de la libertad de pensamiento. Una vez más, Delibes se eleva de la anécdota a la categoría para conseguir merecidamente un premio que suscribimos todos sus lectores.