El diagnóstico oficial choca con las especulaciones

Las noticias de la enfermedad del Papa no se hicieron públicas hasta la mañana del martes 15. Pero desde la noche anterior el entourage polaco del Pontífice, con el cardenal arzobispo de Cracovia, Franciszek Macharski, y sus dos obispos auxiliares, Jan Szkodon y Kazimierz Nycz, había tomado las riendas de la situación. Inmediatamente fueron llamados al palacio arzobispal el médico personal del Papa, Renato Buzzonetti, y el cardiólogo polaco Marek Dabrowski, además de la ambulancia-UVI que está siempre a disposición del Pontífice en todos sus desplazamientos al extranjero. La televisión polaca recogió las imágenes de la ambulancia, aunque no las difundió hasta el día siguiente. El Papa recibe habitualmente medicación para tratar el Parkinson que le aqueja desde hace años. En esta ocasión, y a juzgar por la celeridad con la que se produjo la recuperación de Wojtyla, es previsible que los médicos decidieran administrarle algo más que los antibióticos y antipiréticos habituales para superar lo que fue calificado oficialmente como "un aumento de temperatura de posible origen viral", un diagnóstico con el que no están de acuerdo muchos de los más veteranos vaticanistas que siguen a Karol Wojtyla. "No hay más que ver el apretado programa para hacerse cargo de que un hombre de la edad del Papa ha enfermado simplemente de agotamiento, unido al efecto de los cambios de temperatura", comenta un especialista papal.