La precio político de la desaladora

La puesta en funcionamiento de la planta desaladora en un plazo de un año y construida por la UTE Pridesa-Abengoa, con una inversión cercana a los 6.000 millones, constituye una de las gestiones más criticadas por los grupos de la oposición en el Ayuntamiento y por los propios ecologistas. "Con la planta de Almería pasará como con la de Marbella. No se pondrá jamás en funcionamiento por el coste político que supondrá su precio, imposible a menos de 100 pesetas el metro cúbico", sentenció meses atrás el presidente del Grupo Ecologista Mediterráneo, José Rivera. Contra este planteamiento, el actual concejal de Obras Públicas y Servicios Urbanos, Pedro Asensio, adelantó que "al igual que ocurre en Canarias, la Administración debe subvencionar parte del coste para que la repercusión en el precio final del recibo de los ciudadanos sea la mínima posible". Otra empresa de importancia para el solapamiento definitivo de Almería en una sola unidad la constituye el soterramiento del ferrocarril, insertado en los programas electorales de las dos principales fuerzas políticas. El proyecto unirá otra división, artificial esta vez, de una ciudad que se rebela ante el siglo XXI contra su ingrato pasado.