Mensajes ambiguos

José Félix Olalla, subdirector de Medicamentos de Uso Humano del Ministerio de Sanidad y Consumo, considera que uno de los trabajos más arduos de los últimos años ha sido la clarificación del mercado de las vitaminas. Había que delimitar claramente la línea divisoria entre medicamento y vitaminas, para evitar que los intereses comerciales pudieran entrar en terrenos propios de la salud y camparan a sus anchas.Los intereses económicos de los productos de salud son evidentes y la fuerza de las multinaciones en este campo tampoco se le escapa a los gobernantes. En este sentido, la Agencia del Medicamento ha realizado una ingente labor, a juicio de Olalla, a la hora de clarificar lo que es vitamina y lo que es medicamento. Se da el caso de empresas líderes en el campo de las vitaminas, como Roche, que también tienen medicamentos.

Olalla explica que en España se ha avanzado en dos tareas muy concretas y muy importantes. La primera, ha sido la de evitar que en los envases y prospectos se incluyan mensajes equívocos sobre los efectos curativos de las vitaminas. La segunda, precisar muy claramente cuáles son las dosis que se deben aplicar, ya que estos complejos vitamínicos, si se toman en dosis desproporcionadas, pueden acarrear problemas para la salud en lugar de beneficios.

Olalla también resalta que se ha logrado clarificar la presentación de los productos vitamínicos para que el consumidor no se llame a engaño. Todos los Gobiernos autónomos españoles tienen ahora la potestad de inspeccionar y vigilar las normas sobre medicamentos y vitaminas, ya que esta responsabilidad está transferida.

Los precios de las vitaminas en España son similares al resto de Europa, aunque el nivel impositivo varía en cada país. En todo caso, asociaciones de consumidores, como la OCU y la UCE, consideran que el consumidor español no muestra una especial inquietud por conocer las propiedades de las vitaminas. Quizá se deba a que hay una fuente gratis que surte de vitaminas a todos: el sol.