Una forma de vivir

Tiene claro que su opción profesional es la de trabajar en un caserío. Estudió, se licenció en Derecho y volvió a trabajar la tierra. No dudó a la hora de elegir residir en un mundo rural frente al urbano, porque para ella es una forma de vivir con la que disfruta. Acaba de ser madre y sigue compartiendo sus tareas en el baserri (caserío) con las del sindicato EHNE. Es activa y disfruta hablando de lo que ha conocido desde que nació: "Es lo que he mamado desde pequeña y me gusta. Es una vida que me llena y me satisface". No oculta que la vida en el campo no es siempre maravillosa, pero su visión es positiva, pese a los problemas que tiene el mundo agrario. Maite Aristegi asegura que, frente a las dificultades diarias, hay cantidad de alicientes y cosas hermosas que llenan. Y entre esas cosas se encuentran el "trabajar en contacto con la naturaleza, los animales e incluso el poder vender tus productos y el establecer relaciones con tus compradores en los mercados. El hecho de saber que estás dando de comer con productos de calidad a mí es un trabajo que me llena". Lleva dos años defendiendo los derechos de los hombres y las mujeres vascas que trabajan en explotaciones agrarias y lo hace de forma apasionada. "Si me metí de lleno en el sindicato fue un poco para defender la posición de la mujer, que son las que se encuentran más marginada del sector", asegura. Aristegi desea animar a la gente joven a que vea en el sector primario como un trabajo que te puede llenar plenamente. Cada año en el País Vasco y Navarra se pierden alrededor de 1.000 puestos de trabajo en el campo y son empleos que no se regeneran porque no hay jóvenes que se animen a ello.