Dinero de EEUU para shiíes

El apoyo de EEUU a la oposición iraquí como parte de su estrategia para acabar con Sadam Husein cuenta ya más de una paradoja: y es que, hoy, como ocurrió en Afganistán, está reforzando a los shiíes, eternos enemigos, en el poder en Irán. También a los kurdos, enemigos de su gran aliado turco. Hace un mes, Washington nombró al diplomático norteamericano Frank Ricciardone como responsable de la coordinación de los grupos de oposición destinados a derrocar a Sadam Husein. Su designación ha venido acompañada de una donación de casi 100 millones de dólares (15.000 millones de pesetas), que el Congreso estadounidense ha asignado a los principales partidos y organizaciones en el exilio.El dinero entregado por Ricciardone, ex número dos de la Embajada de EEUU en Ankara, ha servido para engrasar la maquinaria de la oposición y, al menos, para multiplicar las líneas telefónicas de sus oficinas en Damasco, Teherán y Londres, desde las que se ha desencadenado una ofensiva informativa contra Sadam Husein, coincidiendo con los disturbios originados con el asesinato del ayatolá Sadr.

En noviembre, Frank Ricciardone ya mantuvo, junto a responsables de la CIA, una reunión con los líderes del Congreso Nacional Iraquí y la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak, las dos principales organizaciones de la oposición en el exterior. Los primeros informes confidenciales de Ricciardone enviados a Washington parecen indicar que las únicas fuerzas realmente fiables y estructuradas de la oposición a Sadam Husein son las organizaciones shiíes, ya que tienen un anclaje real en el interior del país, dejando así de lado a los laicos de la Entente Nacional Iraquí, quienes desde Ammán y Londres han venido siendo durante los últimos años los protegidos privilegiados de la Casa Blanca, según la oposición.