Una carretera en el jardín

Los vecinos de los complejos residenciales Regina Maris y Comodoro no salen de su asombro. El proyecto de urbanización del norte de la playa de San Juan, donde hace 29 años tomaron forma sus apartamentos y chalés, incluye la construcción de un vial de 17 metros de ancho justo en medio de sus propiedades, por donde ahora discurren jardines y caminos de acceso. La propuesta, que tramita el Ayuntamiento de Alicante y se encuentra en fase de exposición pública, lleva la firma de la mercantil Litoral Mediterráneo 2, a la que el PP adjudicó el año pasado el diseño de los últimos 700.000 metros cuadrados que restaban para ordenar la franja costera. El proyecto plantea la urbanización de un total de 627.133 metros cuadrados, sobre los que se podrán construir 3.333 nuevas viviendas, y la integración en el conjunto de las construcciones levantadas desde los años sesenta, que ocupan otros 65.000 metros cuadrados. En ese caso se encuentran los complejos Regina Maris y Comodoro, que mantienen servicios e instalaciones comunes, y que si las autoridades no lo remedian están condenados a perder buena parte de su principal atractivo: la calidad de vida. La urbanización de ese territorio, diseñada por los arquitectos Fernando Pérez Segura y Juan Luis Candela Díaz, se ha concebido de acuerdo al modelo impuesto por Benidorm hace décadas: grandes avenidas y rotondas ajardinadas que dan paso a cuadrículas sobre las que se edificarán bloques de viviendas y dotaciones públicas de todo tipo, incluidos parques públicos. Los planos sitúan una de esas avenidas, de 17 metros de ancho, en mitad de estos complejos residenciales. De ser aprobado con carácter definitivo, la urbanizadora tendrá que expropiar el terreno afectado, y cuatro chalés serán demolidos para dejar paso a la carretera. Además, buena parte de las viviendas quedarán separadas de la piscina y zona ajardinada, a la que los vecinos tendrán que acceder, según les han comunicado, a través de un paso subterráneo. Los afectados han contratado ya a un gabinete jurídico para intentar que el proyecto no siga adelante. "Es una locura y un manifiesto abuso de poder", declaran indignados. El diseño global del territorio virgen de la playa de San Juan les afecta por partida doble, ya que sobre una parcela de 1.300 metros cuadrados de su propiedad que ahora utilizan como aparcamiento, los arquitectos han dibujado una torre de apartamentos. La Ley Reguladora de la Actividad Urbanística pone en manos de los urbanizadores el futuro de amplias franjas de territorio. El bien general (y la construcción de 3.333 viviendas lo es, según la normativa) permite despojar a particulares de sus propiedades y transformar la fisonomía de complejos residenciales consolidados.