La picaresca y la reventa marcan la jornada de taquillas abiertas

"Preferencia a mil duros". Así anunciaban los gorrillas de la reventa su mercancia a las puertas del Benito Villamarín instantes antes de que diese comienzo el partido entre el Betis y el Barcelona. Y es que a las puertas del Villamarín se vivieron ayer tarde escenas que no tenían lugar desde la temporada pasada. Por primera vez en lo que va de Liga, los aficionados béticos que no son socios podían comprar su entrada en las taquillas del estadio heliopolitano. El proceso de remodelación en el que se encuentra el Villamarín, con las obras paralizadas a causa del conflicto que mantiene el presidente del Betis, Manuel Ruiz de Lopera, con la constructora Agromán, había impedido que en el estadio bético se pusieran a la venta entradas pues sólo contaba con capacidad de albergar a los socios.Pero Lopera, ávido por todo lo que huele a negocio, dispuso que, para este partido, y saltándose uno de los principales argumentos que sostiene en el contencioso que mantiene contra Agromán, se abrieran las taquillas a mitad de esta semana alegando que se preveía una masiva afluencia de seguidores del Barcelona. Para poder sacar entradas a la venta, Lopera lanzó una de sus habituales proclamas al betecismo en la que se les requería que canjeasen antes del encuentro sus carnés de socios por localidades de preferencia. Resultado: colas kilométricas a pocos minutos del comienzo del partido; socios pícaros que canjearon sus carnés e intentaban revender la entradas al primer despistado que veían dar tumbos arriba y abajo ante las puertas del estadio. "Hemos venido a ver a los mejores jugadores de mi país", explicaban en un precario español Bob y Frank, holandeses que completan sus estudios universitarios en Sevilla "desde hace tres meses". Ambos eran la cabeza visible de un grupo de doce apasionados por Van Gaal y por ende del Barcelona. Casi todos los integrantes de este grupo holandés cayeron en las garras de los reventas. "Sí, un poco más caras pero es que nos hemos enterado muy tarde de que se vendían", apunta Bob. Por su parte, los seguidores béticos no encontraron grandes dificultades a la hora de hacerse con sus entradas y tan sólo los más despistados decidieron acudir a última hora a la reventa. "No ves lo que pone la pancarta: "Agromán, cuando has cobrado nos castigas sentándonos en el cemento", señalaba indignado uno de los despistados béticos que picaron en los mil duros que ofertaba el gorrilla.