Acabar con el trasiego de maletines

La directiva en ciernes sobre fiscalidad del ahorro privado -intereses del capital- tiene como objetivo perseguir a los hombres del maletín negro, que transportan su dinero, en metálico o mediante apuntes informáticos, con total opacidad desde, por ejemplo, Bélgica o Alemania a Luxemburgo, país en el que tales flujos no están sometidos a impuesto. La propuesta es que cada Gobierno elija entre dos alternativas.

Una es imponer una retención en la fuente al ahorro de sus ciudadanos residentes en otro Estado miembro. La Comisión propone el 20% y el consenso puede fraguarse entre el 10% y el 20%.

La otra opción es que el Gobierno se obligue a ofrecer al otro Estado miembro del que es nacional el ahorrador al que acoge en su territorio toda la información fiscal del individuo. Con esta última fórmula, los ciudadanos luxemburgueses, por ejemplo, podrían mantener su privilegio personal -imposición cero-, pero Luxemburgo dejaría de ser polo de atracción fiscal para los otros ciudadanos comunitarios. Es, si se quiere, un poco rocambolesco, pero representa el fin de los paraísos. El problema se llama Suiza, Liechtenstein, Andorra... vecinas de la UE, pero fuera de su disciplina. Los Quince se proponen abrir conversaciones con estos países para llegar a acuerdos prácticos.

También está bastante avanzada la discusión sobre la directiva de supresión de retenciones en los pagos transfronterizos de intereses y royalties efectuados entre sociedades que pertenecen a un mismo grupo empresarial, pero radican en distintos Estados miembros. El objetivo es evitar la doble imposición.