La opinión pública

La acción del juez español Baltasar Garzón que solicitó a las autoridades inglesas el arresto y la extradición a España del ex-dictador chileno Augusto Pinochet, ha tenido y seguirá teniendo consecuencias de toda índole, entre ellas y muy fundamentalmente revivir, y con acopio de datos, la barbarie del golpe de Estado chileno, la dignidad y el heroísmo del presidente Allende y el atropello criminal de los golpistas a los derechos humanos, y la legalidad. Es falso y moralmente lamentable argüir que al arrestarse y procesarse a un genocida "se viola la soberanía" de su país de origen. La detención y el juicio conforme a la ley de un criminal probado, no atenta contra nación alguna, ni hay sociedad que merezca ser rehén de un jefe de torturadores y asesinos.Cualquiera que sea el destino judicial del "senador vitalicio", desde septiembre de 1973 la opinión pública internacional ha estado al tanto de la verdad: Pinochet es un genocida, y las pruebas abundan. Y el juez Baltasar Garzón ha hecho algo más que revivir un largo episodio de infamias: ha adelantado con su comportamiento la gran posibilidad de un pacto mundial, conforme a la ley, para detener los atentados a la humanidad contra la razón y por la fuerza. Por ello le manifestamos nuestra admiración y nuestro agradecimiento.-