Vivir con un fumador aumenta el riesgo de cáncer de pulmón un 16%

Convivir con un fumador aumenta el riesgo de sufrir cáncer de pulmón en un 16%, casi igual que trabajar en un ambiente contaminado por el humo de los cigarrillos. Así lo ha demostrado un estudio realizado en siete países europeos para determinar el riesgo de cáncer de pulmón en fumadores pasivos. A los 15 años de haber cesado la exposición, el riesgo vuelve a ser igual al de las personas no expuestas.

Se sabía que el tabaco incrementa el riesgo de sufrir cáncer de pulmón en los fumadores en un 2.000%. Diversos estudios lo han confirmado y, de hecho, el tabaco es la causa directa de la mayor parte de los casos que se diagnostican de cáncer de pulmón, que es uno de los tumores que peor pronóstico tiene. Pero también sufren cáncer de pulmón personas que no han fumado nunca. ¿Hasta qué punto el tabaquismo de los demás aumenta el riesgo de sufrir este cáncer en los no fumadores?A esta pregunta ha dado respuesta un estudio realizado en 12 ciudades de siete países europeos bajo la dirección de Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, con sede en Lyon (Francia), cuyos resultados se publican hoy en el Journal of National Cancer Institute de Estados Unidos. Se estudiaron entre 1991 y 1995 un total de 650 personas no fumadoras afectadas por cáncer de pulmón, entendiendo por no fumador aquel que no ha fumado en toda su vida más de 400 cigarrillos. Los datos de estos enfermos se compararon con los de otras 1.542 personas tomadas como grupo de control.

Factores de riesgo

"El cáncer de pulmón es mucho más frecuente en los hombres que en las mujeres, pero entre los no fumadores que sufren este tipo de cáncer hay más mujeres", explica el epidemiólogo Paolo Boffetta, director del estudio. Lo cual ya es un primer indicador.

En todos los casos se analizó qué tipo de factores de riesgo habían intervenido, incluida la exposición a materiales como el amianto o el alquitrán. Y en el caso del tabaco, se analizaron tres parámetros: el grado de exposición que habían tenido en la infancia por el posible tabaquismo de los padres, la exposición al humo del cónyuge y la exposición al tabaco en el lugar de trabajo.

El primer parámetro dio un resultado completamente negativo: no hay ninguna relación entre el tabaquismo de los padres y el cáncer de pulmón desarrollado en la edad adulta. En cambio, se encontró una relación clara entre el cáncer de pulmón y la exposición al humo de tabaco en el hogar y en el lugar de trabajo. Las personas que conviven con fumadores aumentan el riesgo en un 16% de promedio. Y cuanto más intensa es la exposición y más prolongada, mayor es el riesgo. "De hecho", precisa Boffetta, "los más expuestos llegan a duplicar el riesgo respecto a quienes no conviven con un fumador".

Trabajar en un ambiente humo aumenta también el riesgo de cáncer en un 17%. Naturalmente, la doble exposición incrementa las probabilidades de sufrir este tipo de cáncer por encima de esas cifras.

Quince años

En este apartado el estudio encuentra un dato relevante: normalmente, las personas no fumadoras sufren un tipo de cáncer de pulmón distinto del que sufren los fumadores, que son modalidades más agresivas. Entre los no fumadores doblemente expuestos al tabaco -en el hogar y en el lugar de trabajo- el tipo de cáncer más frecuente era el que suelen sufrir los fumadores. Paolo Boffetta quiere destacar una conclusión optimista del estudio: si cesa la exposición al humo, el riesgo va disminuyendo hasta desaparecer totalmente. ¿Y cuánto tiempo tarda en desaparecer? Quince años. Es decir, que, transcurrido ese tiempo, el fumador pasivo tiene igual riesgo que una persona que no haya fumado nunca y haya vivido siempre en ambientes no contaminados.