Soares advierte que la crisis de Argelia puede afectar a toda Europa

El ex presidente portugués Mario Soares, máximo responsable de la misión de la ONU desplazada este verano a Argelia, afirma a EL PAÍS que la solución a la "explosiva" crisis que atraviesa el país magrebí pasa "por la indispensable ayuda de Europa y Estados Unidos". Soares teme "una evolución a peor que contamine a otros países del Magreb y cree un foco de alta tensión en el Mediterráneo y en la propia Europa".

Soares defiende una solución política que "erradique la violación de los derechos humanos", y advierte que "no se puede negociar con el FIS [Frente Islámico de Salvación] mientras no renuncie al terrorismo".En sus primeras declaraciones a un medio de comunicación tras su viaje a Argelia, Soares precisa que el informe de 40 páginas, ya redactado, se encuentra pendiente de aprobación por todos los miembros de la delegación para ser enviado al secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan. "Mi impresión personal, al margen del informe", aclara, "es que no se pueden poner en el mismo plano las actividades del terrorismo, de una indiscriminación y crueldad absolutas, con las violaciones de los derechos humanos, que son otra cosa".

Soares explica que "entre la nebulosa del poder actualmente instituido en Argelia [el Gobierno, los militares y la figura del propio presidente] hay dos corrientes: los que defienden proseguir el esfuerzo de liberalización del país y los que pretenden erradicar el terrorismo con la violencia y el propio antiterrorismo; yo tengo serias dudas de que esta última alternativa pueda llegar a buen puerto".

El ex presidente portugués defiende la solución política, que, sin duda, debe pasar por "la ayuda a esa nebulosa del poder argelino, a las fuerzas políticas y a los propios ciudadanos para que hagan un esfuerzo por respetar los derechos humanos y abrir el camino del pluralismo político dentro de un sistema de economía de mercado"

"Antes que nada", explica, "hay que reconocer que la situación económica y social en Argelia es explosiva: la economía va muy mal, las ayudas del FMI han sido insuficientes, las fábricas no obtienen beneficios, el desempleo crece a marchas forzadas y el paro juvenil es angustioso". "Ante este panorama", sostiene Soares, "sólo cabe la ayuda exterior; creo que esta ayuda es indispensable".

Sobre la posibilidad de que esa solución política pase por una negociación con los dirigentes del ilegalizado FIS, Mario Soares se muestra tajante, y afirma: "Hay que hacer una advertencia muy seria. No puede haber interlocutores políticos del FIS mientras esa organización no renuncie al terrorismo. El antiterrorismo tampoco está justificado, y las actividades del FIS deben reconducirse por vías democráticas y pacíficas".

La violencia indiscriminada en Argelia se ha cobrado desde 1992 más de 70.000 vidas. Precisamente uno de los objetivos prioritarios de la misión encabezada por Soares ha sido elaborar un amplio y pormenorizado informe sobre el terrorismo islámico, así como por la frecuente violación de los derechos humanos en el país. El régimen argelino ha negado tales "violaciones masivas", aunque ha llegado a admitir "el desbordamiento" de las fuerzas de seguridad en su lucha contra el terrorismo. La misión de Soares no recibió autorización para entrevistarse con los grupos "al margen de la ley", pero sí tuvo acceso a visitar alguna de las prisiones donde se encuentran recluidos cerca de 18.000 islamistas radicales. Durante el viaje a Argel, el Comité de Derechos Humanos de la ONU pidió al régimen argelino que aceptara una investigación independiente sobre la participación de sus fuerzas de seguridad en las matanzas de civiles, así como sobre las denuncias de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones y torturas.