30 millones por un caso de 1986

La Audiencia de Valencia condenó recientemente a la clínica Virgen del Consuelo y a un cirujano infantil a pagar 30 millones de pesetas a un enfermo de hepatitis C de 24 años, que fue operado en el centro en noviembre de 1986. En la sentencia, que considera probado que el contagio se produjo por transfusión (la clínica lo niega), el tribunal dice que el centro incumplió la Ley de Sanidad al destruir la historia clínica del paciente, y añade que el hecho de que hasta 1990 no fuera obligatorio realizar las pruebas analíticas para detectar el virus no significa que no fuera conveniente: "Que no se le llamara virus C sino no A no B, no significa que no hubiera sido aislado y que no se conociera su existencia". Además de recordar que "no se ha acreditado que el demandante perteneciese a grupo alguno de riesgo, ni que con posterioridad a la transfusión hubiera llevado a cabo conductas aptas para producir el contagio", la sentencia destaca que las facturas no detallaban la medicación suministrada al enfermo y que el libro de transfusiones "no resulta fiable" porque estaba lleno de tachones ilegibles. Los demandados alegaron que en aquella época, las pruebas exigidas para los preparados de hemoderivados no comprendían las encaminadas a detectar la presencia del VHC, ya que en las donaciones sólo se comprobaba que no hubiera presencia de sífilis y del antígeno asociado a la hepatitis B. Según el fallo judicial, no se informó al paciente de los posibles riesgos de la transfusión a la que iba a someterse, pese al porcentaje de contagios de hepatitis no A no B que se producían entonces vía transfusión de sangre. La Audiencia de Valencia no cree excesiva la indemnización, dado el sufrimiento físico y moral del paciente por la situación de irreversible deterioro de su salud.