Zedillo promete acabar con el "dedazo" en México

No habrá más dedazos en México, prometió su presidente, Ernesto Zedillo. El candidato a la presidencia en las elecciones del año 2000 por el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) ya no lo decidirá el dedo de Zedillo, aseguró su titular en un acto partidista celebrado la noche del sábado. «Me lo cortó Mariano hace tiempo». Mariano Palacios Alcocer es el presidente del PRI y acompañaba al gobernante en la tribuna de oradores. «Los mexicanos estamos viviendo el inicio de una plena democracia y competencia política», dijo Zedillo. «Una cultura política de más intenso debate y mayor tolerancia; de más intensa participación y mayor exigencia ciudadana; de mayor inclusión y rechazo de dogmatismo y extremismos». De todas formas, quedan todavía muchas pugnas intestinas por resolver y el instrumento de elección de aspirante del partido a la jefatura de Gobierno será abordado en la próxima asamblea del partido, probablemente a final de año.

Abundantes en el PRI los tiranosaurios, los dirigentes reacios al cambio de los antidemocráticos usos y costumbres en boga durante más de 60 años, Zedillo y los promotores de la apertura deberán emplearse a fondo. Tradicionalmente, el presidente y su entorno decidían el nombre del sustituto en un proceso plagado de corrupción y componendas. En un primer ensayo democrático, el más importante desde los casi siete decenios de hegemonía y dedazos del PRI, su comité ejecutivo aprobó la celebración de primarias para la designación de candidato a gobernador en cuatro Estados.

Durante su intervención ante la militancia del Estado de Guerrero, el presidente mexicano afirmó que no hay simulación en las iniciativas aperturistas del partido. Zedillo escuchó decir al diputado Florencio Salazar que la legítima demanda de los indígenas mexicanos, en referencia al conflicto de Chiapas, «está siendo desviada por una tendencia ideológica que se asume como de izquierda, pero que en realidad es profundamente reaccionaria y antidemocrática».