Desmantelados dos supuestos despachos de droga en La Rosilla

Dos nuevos despachos de droga han sido desmantelados esta semana en el poblado marginal de La Rosilla, en Vallecas-Villa. Ambos puntos de venta de heroína y cocaína estaban ubicados en viviendas cedidas por el Consorcio de Realojamientos de la Población Marginada. El supuesto negocio estaba en manos de seis mujeres de una misma familia. La ausencia de hombres, excepcional en este tipo de clanes, se debe, siempre según la versión policial, a que éstos han fallecido o están cumpliendo condena. La única presencia masculina en los despachos correspondía a dos machacas (drogadictos que, a cambio de droga, buscan clientes para los traficantes y les avisan de la llegada de la policía).El clan femenino trabajaba con puntualidad. Cada día, sobre las doce de la mañana, acudía a las viviendas (cedidas por el Consorcio a otras familias), y abría el negocio. Las puertas se cerraban, según la policía, cuando la mercancía se agotaba. Entonces, los inquilinos de las viviendas regresaban a su hogar.
Los agentes de la comisaría de Vallecas-Villa advirtieron este trapicheo y solicitaron una orden de entrada y registro al juez de guardia. Conseguida la autorización, intervinieron justo cuando el clan celebraba una fiesta familiar. En poder de las mujeres ,la policía descubrió 26 gramos de heroína en roca y 11 de cocaína.
Las detenidas son Carmen Adela J. R., de 46 años; su hermana Armelina, de 40, y sus cuatro nueras: Obdulia B. J., de 17; Diana R. R., de 20; Pilar Y A., de 25, y Concepción B. A., de 27. Esta última participó a finales de 1997 en un incidente con la policía cuando ésta procedía a registrar una vivienda de La Rosilla. La mujer, al grito de ladrones, convocó a los vecinos, quienes la emprendieron con los agentes.
Miles de toxicómanos acuden diariamente al poblado de La Rosilla, pese a las continuas protestas vecinales, a por sus dosis de droga. Este fenómeno ha propiciado la compra o el alquiler, por parte de los traficantes, de las viviendas cedidas a los realojados. Por el derecho a usarlas como despachos de droga se llega a pagar entre uno y dos millones de pesetas.
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