El Ejército argelino mata al líder del GIA, Antar Zuabri
El máximo dirigente de Grupo Islámico Armado (GIA), la guerrilla integrista islámica responsable de numerosos atentado, y considerada la más sanguinaria de todas las que operan en Argelia, Antar Zuabri, fue abatido ayer por el Ejército en el transcurso de una vasta operación desencadenada a poco menos de medio centenar de kilómetros de Argel, y en la que también han encontrado la muerte, siempre según la versión oficial, otros 300 activistas. Zuabri es el séptimo jefe del GIA que muere a manos de las fuerzas de seguridad.
Su muerte, de confirmarse, no significa la desaparición de esta milicia integrista fundada hace más de siete años, pero sí un durísimo golpe en un momento político especialmente delicado en el que el Gobierno de Liamín Zerual trata de implicar en la pacificación del país a los líderes del Frente Islámico de Liberación (FIS), Abasi Madani y Abdelkader Hachani, puestos en libertad hace unos días tras pasar cinco años en prisión.Aunque la noticia de la muerte de Zuabri fue difundida por las fuerzas de seguridad, fuentes islamistas fiables la confirmaron desde Argel. No obstante, una persona residente en Tánger, Mohamed Reduane, y que decía hablar en el nombre del GIA, telefoneó anoche a la emisora marroquí de radio Midi 1 para decir que Zuabri estaba "todavía vivo" y que "combatía al frente de sus hombres".
A pesar de ello, las últimas noticias filtradas por la prensa de Argel indican la existencia de una gran operación militar en la región de Attatba, a 120 kilómetros al oeste de Argel, donde se hallan cercados un número importante de terroristas y que entre ellos está o estaba el propio Zuabri.
El Ejército regular argelino, dirigido por el máximo responsable de la lucha antiterrorista, el general Mohamed Lamari, utilizó en la operación todo tipo de medios, llegando incluso a bombardear la zona con cohetes disparados desde helicópteros, según aseguraron a la prensa vecinos de la región, quienes vivieron en las últimas horas, aunque de lejos, el asedió y el despliegue militar.
El hecho de que el Ejército empleara material pesado, vehículos blindados, artillería de grueso calibre, además de los helicópteros de combate -un despliegue inusual para una simple acción antiterrorista- confirma la importancia cuantitativa de la operación y la presencia efectiva del emir entre los comandos del GIA presentes. Según esta lógica, su muerte, no debe ser una sorpresa.
Toda la zona cercana a los montes de Attatba sigue bajo una estricta cuarentena, con un cerco militar impermeable, según las informaciones procedentes de Argel. Ni los ciudadanos foráneos ni tan siquiera los periodistas acreditados pueden atravesar los controles.
Pese a sus 27 años de edad, Zuabri se había convertido en el enemigo público número uno del país. Su cabeza tenía el fabuloso precio de 12 millones de pesetas (el salario mínimo son unas 3.000 pesetas). Su ascensión a la jefatura del GIA se produjo después de julio de 1996, cuando Jamal Zituni, su antecesor, perdió la vida como consecuencia de una lucha interna. Su reinado se ha caracterizado por ser uno de los más sangrientos, generalizándose los ataques a las aldeas y los asesinatos masivos de campesinos. El fin de Zuabri se venía gestando desde el 14 de julio, cuando un enorme despliegue de unidades especiales del Ejército (ANP) cercó a cientos de activistas del GIA en Attatba.
Campaña de Ramadán
Desde que Zuabri tomara el control de las falanges del GIA este grupo ha venido practicando el terrorismo más sanguinario contra la población civil. Las mujeres y los niños han sido sus principales blancos. El periodo del mes de Ramadán (febrero) y las vísperas de las elecciones legislativas de junio fueron muy sangrientos.Las últimas matanzas perpetradas por comandos integristas en la región de Blida y al este de la capital han sido maniobras de diversión destinadas a aligerar el cerco militar sobre la zona de Attatba, lo que no consiguieron. Ayer mismo se supo que otras 36 personas fueron asesinadas en Hayut.
El GIA ha tenido ocho emires en los cinco años de su existencia. Sólo uno de ellos, Abdelhak Layada, continúa vivo en prisión, tras haber sido capturado en Marruecos y extraditado a Argel.
Antar Zuabri es un episodio más de esa guerra civil que se ha saldado ya con más de 120.000 muertos. Su desaparición violenta, así como la liberación de Madani, son noticias y gestos tranquilizado res, pero que difícilmente podrán desactivar por sí solos una guerra fratricida, que se desarrolla en frente de las costas de Europa.
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