Juan Pablo II se despide de Polonia con un recorrido nostálgico por su pasado
Juan Pablo II dedicó la jornada de ayer a la nostalgia, y fue tanta que, hacia el mediodía, su programa sufría ya casi dos horas de retraso. La tumba de sus padres, las casas en las que vivió de joven, los proyectos que inició como obispo, marcaron los hitos de un peregrinaje que concluyó por la noche, cuando se trasladó a Dukla, donde hoy proclamará otro santo. Sólo volverá a la ciudad de su vida por la tarde, para tomar el avión que le devolverá a Roma. Pera éste no será su último viaje a Polonia. Al menos, él y los polacos están convencidos de ello.
Karol Wojtyla y su padre se establecieron en Cracovia en agosto de 1938, en un piso bajo de una casa modesta a orillas del Vístula, que pertenecía a Robert Kaczorowski, hermano de la madre. El futuro Papa tenía entonces 18 años e iba a empezar la universidad. Ayer, no visitó ese apartamento del número 10 de la calle Tyniecka, donde un cartel le recuerda y otros, más toscos, informan de que el nuevo propietario no, quiere que le molesten.La jornada del Pontífice comenzó, en cambio, con una misa privada en la cripta de la capilla de San Leonardo de la catedral, la misma donde Wojtyla celebró su primera misa el 2 de noviembre de 1946, tras estudiar clandestinamente teología, durante la ocupación nazi, en el palacio arzobispal donde estos días se ha alojado.
Para añadir más recuerdos a la celebración, asistieron a la misa de ayer dos parejas a las que el Papa había casado hace 40 años. Luego, fue al número 21 de la vecina calle Canónica, donde vivió como obispo auxiliar entre 1958 y 1964. Allí desayunó con el obispo auxiliar actual y el secretario de éste. A continuación anduvo a pie unos treinta metros de la misma calle para llegar al número 19 y visitar la casa donde vivió siendo sacerdote.
El cementerio de Rakovicki se encuentra en las afueras de la ciudad. Es en parte civil y en parte militar, porque en él, junto a un monolito central, están enterrados algunos de los soldados rusos que liberaron Cracovia. El mausoleo con los restos de la familia paterna y materna del Papa es rico, porque fue ordenado construir por éste cuando ya era arzobispo. Ayer estaba adornado con flores blancas y rojas, los colores de la bandera de Polonia, y amarillas y blancas, los colores del Vaticano. Había candelas y una monja albertina ayudó a encender una al Pontífice.
Las inscripciones le recuerdan fechas dolorosas. El.28 de mayo de 1930, cuando su madre murió en Wadowice, su localidad natal, de miocarditis. El 4 de diciembre de 1932, su hermano mayor, Edmund, falleció de una escarlatina que contrajo trabajando como médico. El 18 de febrero de 1941 murió el padre, y Wojtyla se quedó solo en el mundo con 21 años.
Ayer se arrodilló para rezar con la cabeza apoyada en las manos cruzadas, y luego siguió rezando en pie, en total durante unos quince minutos. Los fotógrafos y cámaras de televisión no lograron registrar emoción en un rostro, que cada vez resulta más rígido por efecto del Parkinson. Sólo se relaja en las raras ocasiones en que sonríe espontáneamente y en las todavía más raras en que deja escapar una lágrima, como le ocurrió el domingo mientras recordaba en la Universidad Yaguelona el día en que sus profesores fueron deportados por los nazis.
El pasado 3 de junio, el cuarto día de este largo viaje, pidió a sus fieles que recen para que llegue al año 2000, porque está convencido de que tiene que inaugurar el Jubileo. Es el objetivo con que sueña mientras arrastra su bastón por el mundo, congregando multitudes y marcando directrices como las que ha trazado en este viaje, al recordar a los obispos polacos que los tiempos han cambiado, que las simpatías pueden no estar ya de su parte; que la Iglesia no debe buscar privilegios, y que deben dejar la política en manos de los laicos.
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