El tercer acto es decisivo

, Después de dos capítulos que han dejado ver luces y sombras en los dos equipos, el tercer acto del Madrid-Barcelona (21.00 horas Autonómicas y La 2) tendrá un carácter decisorio y debe traer consecuencias considerables. Es la Copa y sólo hay sitio para uno. En la situación actual, con esta eliminatoria situada estratégicamente en el meridiano de la temporada los dos equipos tienen algo que temer, aunque el estado de aprensión del Barca sea mayor que el de su rival. Hasta ahora, todos los síntomas de nerviosismo se han producido alrededor del Barcelona, sometido a un marcaje muy severo por la hinchada. La crisis que se barrunta desde hace tiempo podría tomar cuerpo esta noche si el conjunto azulgrana sale eliminado de Chamartín. Pero de la misma manera, el partido puede suponer un punto de inflexión: el triunfo acabaría con el mito de in vulnerable que rodea al Madrid, le reduciría su espacio únicamente a la Liga y supondría un golpe de autoridad.El encuentro se presenta apasionante por lo que es y por lo que parece. Cada uno de los equipos se ha llevado una victoria en los dos encuentros anteriores -ganó 2-0 el Madrid en la Liga y venció 3-2 el Barça en la ida- y nadie ha dejado una prueba suficiente de autoridad. A pesar de su celebrado triunfo en el partido de Liga, el Madrid dejó abiertos varios interrogantes. Sin hacer un gran juego, el Barça remató dos veces contra los palos y tuvo más ocasiones. Los cinco goles encajados en los dos últimos encuentros, frente al Barça y el Deportivo, desmiente de alguna manera la solidez defensiva del Madrid, demasiado expuesto ante el juego aéreo -Giovanni marcó de cabeza en la ida y los dos remates al palo de los azulgrana en la Liga también vinieron en cabezazos- y ante los grandes pasadores, como ocurrió frente a Guardiola y Rivaldo, autores de dos pases que batieron la línea de fensiva madridista.

El Barça no tiene acabado su modelo o no tiene modelo. Hay una especie de indefinición en su juego, de tendencia anárquica, que se manifiesta en el desorden defensivo -ha recibido 28 goles en la Liga, una cantidad demasiado gruesa para algo bueno- y en un juego de ataque que funciona a golpes de inspiración. Claro que en este apartado, el Barcelona anda sobrado. Y a la cabeza, Ronaldo. Desde Maradona, ningún jugador ha provocado tantas expectativas. Su capacidad para modificar el curso de los partidos es asombrosa, aunque su anterior actuación en Chamartín resultó decepcionante. Mientras el Barca llega al duelo en cierto estado de aprensión, el Madrid sólo ha tenido el contratiempo del resultado de la ida. Pero el resultado es bueno, casi un empate técnico. Sus dos goles en el Camp Nou le permiten un notable margen de maniobra. Además, su estilo de juego no estará alterado por la necesidad de un fútbol más intrépido. Lo más probable es que el Madrid se incline por la misma vía que en el partido de ida: dejar que el Barça disponga de la pelota y quede preso de los golpes de mano del Madrid, que dispone de tres delanteros mortíferos en los contragolpes.

El Madrid sabe además que cualquier perjuicio psicológico será mayor para el Barça. Instalado en la cabeza de la clasificación, con un clima de gran estabilidad institucional, el Madrid pretende convertir este partido en un suceso crítico para el Barcelona, cuya afición asumiría muy mal una eliminación que provocaría un estado de alarma alrededor del equipo y del club.

Alineaciones:

Real Madrid: lligner, Panucci, Hierro, Alkorta, Roberto Carlos; Amavisca, Redondo, Seedorf, Raúl; Suker y Mijatovic.

Barcelona: Baía; Ferrer, Nadal, Blanc, Sergi; Guardiola, Popescu; Figo, Giovanni, Luis Enrique; y Ronaldo.

Árbitro: Díaz Vega

Estadio: Bernabeú (21.00 horas).