El Barça se declara un equipo perdedor tras caer ante el Olimpia

El Barcelona se ha convertido en un equipo perdedor. Los partidos son ya trámites innecesarios. Pase lo que pase, el Barca acaba perdiendo. Así lo ha hecho en siete de las 10 últimas ocasiones en que ha saltado, a una cancha; la de ayer, a pesar de que en un costosísimo ejercicio de rehabilitación llegó a contar con un botín de 13 puntos (57-44) a 10 minutos para el final. Pero no importa ni la ventaja, ni quién haya delante -un equipo muy valorable pero limitado y privado de tres de sus mejores jugadores en los instantes finales-, ni las facilidades que se le den: los últimos balones eslovenos jugados por Henrie fueron un regalo. Es igual. No es el rival quien sentencia, es el propio grupo azulgrana el que no es indulgente consigo mismo y se declara perdedor. No hay mayor explicación que la psicológica.1 El partido fue espeso y desconcertante. Los balones botaron sin dueño la mitad de las veces, la otra mitad no sirvieron más que para ser desperdiciados en la nebulosa con la que encaran los azulgrana la resolución de sus acciones. El Olimpia se contagió del estado comatoso del Barcelona, pero al final ganó.

Por otro lado, ayer en la Copa Korac hubo estos resultados: Taugrés, 118; Nikel (Macedonia), 73. Covirán Granada, 75; Steiner Bayreuth. (Alemania), 74. Besiktas (Turquía), 80; Unicaja, 74. Koinfort (Polonia), 89; Cáceres, 95.