El mando aliado ordena detener a los criminales de guerra en Bosnia

El comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa, el norteamericano George Joulwan, dio ayer órdenes expresas a las fuerzas de interposición en Bosnia (Ifor) de que detengan a los criminales de guerra con que tropiecen. La cúpula política de la Alianza ya acordó esa conducta en diciembre, pero hasta ahora los mandos militares no se esforzaban demasiado en aplicarla, por temor a que sus tropas fuesen objeto de represalias.Joulwan ordenó también reforzar las patrullas en torno a Pale, en el marco del recién iniciado redespliegue de las tropas de Ifor, mediante el cual pasarán de controlar una línea de separación de 1.000 kilómetros de largo por 10 de ancho a convertirse en una "densa red" en todo el territorio, lo que facilitará la libertad de movimientos de todos, salvo de los criminales de guerra.

La detención de los presuntos criminales, especialmente del líder radical serbobosnio, Radovan Karadzic, fue discutida ayer en Berlín por el Grupo de Contacto (EE UU, Francia, Reino Unido, Alemania y Rusia), en una reunión paralela a la de la OTAN. El ministro ruso de Exteriores, Yevgueni Primakov, fue el único discrepante. Puso en duda que las detenciones de los presuntos criminales y su posterior puesta a disposición del Tribunal de La Haya facilite la pacificación y expresó su temor de que, por el contrario, enturbie el clima antes de las elecciones generales en Bosnia.

Éstas se celebrarán en el mes de septiembre -quizá el día 14-, según ratificaron la OTAN y el Grupo de Contacto. El mínimo común denominador tanto de los aliados como de Rusia estriba en que Karadzic: "desaparezca de la escena política" de aquí a las elecciones. "En efecto", ésa ha sido la posición de Rusia, confirmó el ministro español, Abel Matutes. El presidente serbio, Slobodan Milosevic, antiguo padrino de Karadzic, prometió el domingo en Ginebra apartar a su ex pupilo de la escena. Pero no se comprometió a presionar para su detención.