Respetuosamente

Dentro de EL PAÍS voy de una cosa a la otra, de un escrito a otro (periodistas, por supuesto); voy de un estilo y tendencia a otro, y me nutro en mi pensamiento y en mi ira (todos tenemos algo de ambos) a través de esa constelación de personas periodistas de ambos sexos. Unos progresistas, otros retrógrados (amarrados a su odio particular), me van situando en lo que pasa, en lo que se piensa; en cómo esos hombres y mujeres de letras, sin apenas quererlo ellos, se manifiestan tal y como son y, aún más, como creen que son. Los hay de izquierdas, de derechas, abruptos licenciados en intelectualidad, dados al comercio de las cosas. Y no doy nombres, pues es seguro que alguno de ellos estaría desclasificado.Lo que sí he notado es que entre ellos -los de derechas, los de izquierdas y los abruptos- no se nombran apenas. ¿Se saludan educadamente? Sobre todo, los columnistas, tan variopintos ellos. Créame, señor director, me encanta ese puchero intelectual donde lo uno apostrofa a lo otro simplemente con el contenido de su trabajo.

Hombre, lo de independiente, independiente, al 100% quizá no se consiga, pero si el lector analiza y compara, verá que EL PAÍS equilibra lecturas, pensamientos y posiciones. Siento por unos aprecio y por otros lo diametralmente opuesto. Siempre respetuosamente.-