Barrio

Lo de Solana amenazando a los ingleses con el puño mientras huye del lugar del conflicto y nos cuenta luego en la tele que ha sido el mejor acuerdo posible me recuerda las peleas de barrio de mi infancia. El perdedor siempre amenazaba, pero no paraba de correr hasta llegar a casa, donde se ponía enfermo para no salir a la calle en unos días. Soy un chico de barrio, así que no tengo otra referencia para entender la realidad. Lo malo es que la realidad n parece gozar de modelos mucho más elevados que los míos.Así que el mundo es ya, al fin, un barrio, y el océano, una charca en la que chapoteamos como ratas peleándonos por el renacuajo más gordo. Uno pensaba que la aldea global sería algo más sofisticado, no sé, por lo menos un sitio donde hubiera buenos y malos. En mi barrio había buenos y malos, y aunque lo malos ganaban siempre las peleas, uno vivía con la esperanza de que kla honradez de los buenos acabaría imponiéndose un día en los dominios de la charca. Ése era nuestro horizonte moral, bastante amplio para unos chicos que se habían educado en la calle. Pero ahora llegan todos estos que han estudiado en el Pilar y resulta que son igual que nosotros, o sea, unos piernas que dicen a los ingleses que se las pagarán y a los gallegos que les van a ayudar a buscar otra charca, cuando todos sabemos que aquí no hay más fletán que el que reluce.
Así que no ha ganado el mejor sino el más chulo, y encima con la ayuda de gente de nuestra calle porque los ingleses eran de nuestra calle desde que ingresamos en Europa. En fin, uno comprende que con los tirachinas diplomáticos que tenemos no se podía llegar más lejos pero, por favor, que dejen de sacar a Atienza y a Solana para explicarlo, porque llevan la humillación dibujada en la cara y da vergüenza verles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Las instituciones vascas deciden poner fin al Guggenheim en Urdaibai
Los Mossos buscan a Gina, una niña de cinco años de El Prat, que no fue devuelta por su padre el sábado
El Kremlin declara “organización indeseable” a Deutsche Welle y amenaza con castigar todo vínculo con el medio
Xabi Alonso: “No soy el mismo que en junio”
Lo más visto
- La UCO precipitó la detención del expresidente de la SEPI porque se percató de que lo seguían cuando iba a una cita con Leire Díez
- La jueza de la dana declina citar a Sánchez porque no consta que estuviera informado “en tiempo real” por Mazón como Feijóo
- El rechazo de Francia y las dudas de último minuto de Italia amenazan con descarrilar la firma del acuerdo entre la UE y Mercosur
- La UE eleva la presión sobre Venezuela al prorrogar las sanciones al círculo de Maduro en plena escalada de Estados Unidos
- El hijo de Michele y Rob Reiner, Nick Reiner, detenido por el asesinato de sus padres




























































