Amparo Soler Leal vuelve al escenario que la hizo actriz

Tras sufrir un síndrome de abstinencia que nunca desapareció en 20 años de fructífera carrera cinematográfica, Amparo Soler Leal ha vuelto a su droga primigenia como actriz: los escenarios teatrales. Lo ha hecho de la mano del director Mario Gas, (quien también se ha responsabilizado de la escenografía y vestuario), con una obra', mítica, El zoo de cristal, de Tennessee Williams, y mañana llega a un escenario en el que realizó su meritoriaje, con Luis Escobar, hace varias décadas: el Teatro María Guerrero de Madrid. Estará acompañada por los actores Francesc Orellá, Alex Casanovas y María (antes Maruchi) León.

A pesar de que en el último año la alimentado el "mono" actuando en Amanda, de Carsten Ahremholz, y con la gira por diversas ciudades españolas de la obra que aterriza ahora en Madrid, la actriz no. oculta que lo de mañana es "volver, volver volver,

[y casi tararea la melodía], cosa que me produce un escalofrío metafísico, al tiempo que una especie de miedo y una tremenda ilusión; no hay que olvidar que para mí lo del cine fue como por casualidad", dice.

A Soler Leal se le transforma la mirada cuando cuenta que su vuelta al teatro ha provocado que se le remuevan cosas muy internas, ya que se acuerda mucho más de sus padres, Milagros Leal y Salvador Soler, dos grandes del teatro español. "De mi madre me acuerdo especialmente, porque hubiera hecho maravillosamente este papel", dice. Su interpretación es la de la madre de El zoo de cristal, una de las piezas claves y más conmovedoras del teatro contemporáneo, que en esta ocasión ha contado con una traducción nueva de Begoña Barrena. Coinciden así en la cartelera madrileña dos obras dirigidas por Mario Gas, de corte muy distinto: la que estrena mañana y el Golfos de Roma interpretado por Javier Gurruchaga en el teatro Nuevo Apolo.