Debates en Caracas sobre la danza contemporánea hispanoamericana

En medio de la huella vertical urbanística de un desarrollismo salvaje (rascacielos, autopistas urbanas y el mayor número de teléfonos celulares del planeta), Caracas parece ideal para reunir críticos y teóricos de danza hispanoamericana para hablar de los movimientos contemporáneos hacia el siglo XXI.

Las mesas redondas y ponencias han versado sobre la necesidad de racionalizar la investigación, hacerla moderna y asequible para garantizar la equidad y ética del trabajo histórico y crítico. Pero, al mismo tiempo, se ha hablado mucho de deconstrucción de la estructura dancística y de decodificación del galimatías de códigos en que nada la danza actual.A todo ello se une la exuberancia en la danza moderna venezolana, producto de un maridaje entre el mar Caribe y la selva, que se apunta en las cercanas colinas verdes que estrechan el cerco sobre esta ciudad. Hay una nueva danza venezolana que, una vez superada la crisis de identidad, se abre a un trabajo creador variado, ecléctico y donde se respira un abanico de influencias que va del sincretismo afroamericano, pasando por el indigenismo, hasta las corrientes internacionales más actuales europeas y norteamericanas.

La impronta cultural cosmopolita la puede vivir la danza moderna venezolana a través del modelo singular y efectivo que le brinda el Instituto Superior de Danza, centro irradiador del trabajo y la infraestructura, esquema que aún sería muy útil al fenómeno de la nueva danza española. Hay una estética llena de imaginación donde llama la atención el altísimo nivel técnico global de los bailarines aun que, como en todas partes, hay creaciones, más débiles que otras.

Propuestas

Las propuestas fueron durante toda la semana una miscelánea con fragmentos de una decena de grupos que reciben ayuda del Consejo Nacional de la Cultura, y entre los que destacaron, Acción Colectiva, Espacio Alterno (para quienes la catalana Angels Margarit ha terminado esta misma semana una pieza que estrenarán en breve) y Thejadanzateatrol con un valiente y emotivo dúo creado por, Angélica Escalona para los actores bailarines Julio Pernía y Eduardo Párraga.Aún deparaba a invitados y público una sorpresa más con una sesión de solos en que el actor Miguel Issa hizo un trabajo conceptual y brillante mientras Luis Viana mostraba un cuerpo dotado para una elasticidad infinita y una poesía desgarrada en diálogo con las sombras y el vacío.

Al mismo tiempo, y hasta ayer, el teatro Teresa Carreño ha llenado su escena con el Ballet Nacional de Caracas y el festival ¡Viva Nebrada!, que celebra los 50 años de vida artística del coreógrafo caraqueño Vicente Nebrada, con varias piezas de su repertorio y el estreno de La cenicienta, una ambiciosa producción que ha sido recibida con desiguales criterios por la crítica.

Entre los invitados han destacado el mexicano César Delgado Martínez y el costarricense Víctor Hugo Fernández. El primero aprovechó la ocasión para presentar su libro sobre la pionera mexicana de la danza moderna Guillermina Bravo. También ha sido lanzado el libro Itinerario por la danza escénica de América Latina que, coordinado por Carlos Paolillo, reúne ensayos sobre Venezuela, Costa Rica, México, Cuba, Argentina y Brasil.