Rular de prestado
Soy una usuaria de la bici que hasta un reciente fin de semana rulaba más o menos contenta por esta ciudad infernal. Circular en bici por Valencia es toda una proeza; sin embargo, he necesitado salir de la ciudad para darme cuenta de que no soy nadie..., que voy rulando de prestado. Una y otra vez, un claxon insistente me ha recordado que no estaba en territorio amigo. Ya vayas por caminal o carretera, cada coche que te adelanta se siente propietario del espacio que ocasionalmente compartimos. Mi bicicleta y yo somos intrusos, y como tal somos tratados. La prepotencia te hiere una vez y otra. Te ataca por la espalda a golpe seco de claxon. Pero... ¡si yo no hice nada! Sólo voy rulando por la derecha, pegadita, adhesivada, estampada contra el margen de este camino de huerta que antes fue de carros y de, carretas. Las calles atascadas que frecuento en la ciudad son mis aliadas. En ellas puedo lucir una gran sonrisa. Me río de ellos, de sus caras. Les compadezco cuando les veo, sufriendo dentro de esas cajas, enterrando, en insípidos sillones de material sintético, cuerpos y energías que brillarían al servicio del movimiento al ritmo de unos pedales. En la ciudad no les tengo miedo, no me pitan. Pero fuera del gran atasco se vengan cruelmente de mi osadía con una amonestación inconsciente, infantil, respondona, repetitiva, que quiere hacerme pagar los éxitos dé tantas mañanas de adelantos, de tantas mañanas de aire fresco, pasando por encima de su impasividad, pasando por encima de su impotencia.
Empiezo a tener otra visión de la ciudad plagada de obstáculos. Ahora la veo como un oasis para ese tándem que formamos yo y mi bicicleta, ese espacio donde el negro futuro de la humanidad se traduce en oportunidad para la alternativa, donde el desarrollo pide a gritos otro tipo de soluciones. Sin embargo, se trata de un espejismo. Fuera de estas calles, aun, volviendo de mi pueblo por caminos que traen a colación mi infancia y mi juventud, siento que voy rulando de prestado, adhesivada a la derecha y con riesgo de caer de un goIpe de claxon.-
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