Desenterrado en Lérida un fortín octogonal de la Edad del Hierro

Cuando aun faltaba un siglo para la fundación de Empúries, a 4 kilómetros de lo que hoy es la localidad de Arbeca (en Les Garrigues, Lérida), un grupo de gente construía un impresionante fortín con murallas de piedra de cinco metros de espesor, ocho torres, un extenso campo de frisa defensivo y un foso. ¿Qué miedo o que afán les movió a levantar esta colosal fortificación, única en su género? Los arqueólogos que desentierran el monumento tratan de dilucidarlo.

El yacimiento ha proporcionado algunos hallazgos sorprendentes: la herramienta de hierro más antigua de Cataluña (un legón o hacha-pico para desbrozar) y cinco enterramientos infantiles bajo el piso de las viviendas, uno de ellos triple. En el centro del fortín hay una gran cisterna con una rampa de acceso.

"Cuando se construyó, a finales del siglo VIII antes de Cristo, era un poblado fortificado preibérico, de la primera Edad del Hierro", explica Emili Junyent, uno de los responsables del estudio de Els Vilars, acometido por la Universidad de Lérida. "Lo atribuimos a gentes de la cultura de los Campos de Urnas".

Los arqueólogos denominan Vilars 0 y 1 a las primeras fases del fortín (650 antes de Cristo-550/525 a. C), cuya actividad cesó 300 años después (Vilars 3-4, ya en época Ibérica Plena), cuando fue abandonado. "Tenemos unas defensas de gran envergadura para una población pequeña, que no superaría las 150 personas. Las estructuras defensivas casi doblan el espacio destinado a habitación. Todo hace pensar en un grupo recién llegado que se instala en un territorio hostil, que se atrinchera. A favor de esta interpretación está la extraña fortificación, pero tiene en contra el hecho de que todos los objetos hallados son idénticos a los habituales en esta zona". El fortín, señala Junyent, "es excepcional: desde el punto de vista de Cataluña -antes de la llegada de fenicios y griegos, en la costa vivían en cabañas-, de España y de Europa".