La huida de los impuestos

La población de Gargantilla de Lozoya (228 habitantes) no ha cesado de disminuir en los últimos años. En la década de los sesenta perdió hasta el 30% de sus habitantes como consecuencia de la emigración hacia la capital. Sólo un empadronamiento masivo de los veraneantes podría elevar el censo de población de esta pequeña villa de la sierra norte.Una parte de sus calles no están asfaltadas, el grupo escolar no funciona, se necesita un centro de bachillerato para la comarca y los vecinos deben trasladarse hasta Buitrago de Lozoya cuando necesitan un diagnóstico médico de urgencia.

Curiosamente, según las publicaciones de la Comunidad de Madrid, sus primeros pobladores huyeron del cercano municipio de Garganta "para no pagar los impuestos y tributos que les correspondían en los repartos" que se aplicaban a los vecinos.

Tras la disputa entre habitantes de derecho y de hecho, ambas partes en conflicto han recurrido a las arcas de la Comunidad para solventar sus diferencias. Fernando Vázquez de Prada, gerente del Patronato de Áreas de Montaña (Pamam), entidad dependiente del Gobierno regional que gestiona los planes de cooperación de la sierra norte, respondió, en carta digida al Ayuntamiento, que su organismo tampoco podía financiar las obras, "El patronato siempre ha dado prioridad en materia de inversiones a los cascos antiguos de los pueblos; sería totalmente injusto invertir en urbanizar zonas similares a la Cerca del Pernal, con dinero público, cuando todavía hay pueblos que escasamente legan al 30% de la superficie de su casco antiguo urbanizada".