Seat y la CGT

Para su información, y espero que para la de todos los lectores de EL PAÍS, me veo en la obligación de recordar algunos datos.La CGT tiene el 18% de los delegados sindicales de Seat; obtuvo las pasadas elecciones sindicales el 25% de los votos; tiene dos representantes en el comité intercentros, y está participando activamente, quizá muy activamente, según percepciones, en la lucha de los trabajadores de Seat por mantener no sólo sus puestos de trabajo, sino también sus derechos como ciudadanos.

Qué duda le puede caber a usted, o a sus lectores, de que el derecho a una información veraz es universal y está garantizado por un Estado de derecho, el mismo que a usted le auspicia para mantener su negocio.

Si le recuerdo todo esto, y me lo planteo como obligación, es porque su diario ignora sistemáticamente estos datos que cualquiera, excepto, parece ser, EL PAÍS, consideraría informativamente relevante. En la CGT consideramos lógico, normal (por lo habitual) e incluso lícito que su medio de comunicación ignore, una y otra vez, la voz de los representantes de la CGT en Seat, así como, y no nos explicamos cómo lo consiguen, evitar la presencia de pancartas con eslóganes o consignas cegetistas en sus documentos gráficos. Hasta ahí, pensamos, es una cuestión de criterio informativo, no explícitamente democrático, pero difícilmente denunciable.

Ahora bien, la mentira, elevada a la potencia comunicativa mass media, es un arma zafia, es censura informativa realizada del modo más explícito posible, y demuestra una voluntad definida y estratégica por saltarse todos los preceptos democráticos que deben inspirar y guiar un diario que hace de la democracia bandera, como es el suyo. El pasado día 17 apareció, en la página 47 de la sección de Economía, una noticia sobre Seat cuyo primer párrafo rezaba: "El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, recibió a representantes de UGT y CC OO para tratar la crisis de Seat".

Esa información es falsa. El presidente de la Generalitat recibió, según fue su deseo, a los representantes de las centrales sindicales más importantes en comitiva, UGT, CC OO y CGT, a la vez. Por eso dieron una rueda de prensa conjunta en la misma Generalitat, cosa que se obvia en EL PAÍS.

Creo que el mínimo desagravio que merece la CGT es la publicación de este documento y la reconsideración de determinadas actitudes más propias de una nefasta época de desamparo de la sociedad civil frente a un Estado y unos intereses con unos medios de comunicación en el puño que impongan sus criterios por toda ley.