Debate en Copenhague sobre protección delozono y prohibicion de productos

La cuantía y administración de los fondos para evitar que los países del Tercer Mundo utilicen productos dañinos para la capa de ozono fue ayer objeto de un fuerte debate en la cuarta reunión de los países firmantes del Protocolo de Montreal. En la fase decisoria de la reunión, que comenzó ayer y a la que asisten representantes de 63 de los 93 países firmantes, se de batió también la inclusión o no del bromuro de metilo en la lis ta de productos perjudiciales.William Reilly, representante de Estados Unidos, dio ayer un espaldarazo a la postura de los países en desarrollo, al, afirmar que estaba "horrorizado" ante la propuesta de integrar el fondo provisional creado en 1990 en el Fondo Global para el Medio Ambiente (GEF) que administra el Banco Mundial. Sin embargo, Francia, Italia y el Reino Unido se muestran favorables a esta integración. Francia, con-' cretamente, no ha pagado las contribuciones a las que se había comprometido en los años 1991 y 1992 como medida de presión. La salida más probable, según fuentes del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, es un compromiso, aunque no se conoce en qué términos.

Los países participantes en la reunión de Copenhague detien no sólo decidir si se consolida este fondo provisional sino también el dinero necesario para al menos el año 1994 y cuáles países lo van finalmente a, pagar.

Otro compromiso es el que se prevé en torno a la inclusión del bromuro de metilo entrelos productos perjudiciales para el ozono. Puede concretarse en congelar la producción y el consumo en 1995 al nivel de 1991 y reducirlas posteriormente en un 25% para el año 2000 mientras se estudian con más profundidad sus efectos.

El adelanto en la prohibición de los CFC al año 1996 y de los halones utilizados en extintores de incendios al año 1994 era el otro objetivo de la reunión, pero sobre él ya se alcanzó el acuerdo en las reuniones preparatorias de la semana pasada.

La capa de ozono ha registrado durante 1992 una disminución media del 20% inferior a la normal en Europa del norte, y en torno al 16% menos en las áreas polares de Canadá y Rusia, informa J. A. Ortega desde Ginebra.