¿La sopa boba?
La beneficencia repartía hace años la sopa boba, aquella que llenaba el estómago de los pobres y les tapaba la boca.Javier López, representante de Comisiones Obreras en la comisión de seguimiento del Ingreso Madrileño de Integración (IMI), cree que uno de los grandes riesgos del salario social es "que se convierta en la sopa boba de finales de siglo".
Para los sindicatos, "los planes de integración se están haciendo con buena voluntad pero con escasos recursos, y sin que exista un plan conjunto entre las tres administraciones públicas". "Así es difícil que el que vive en la marginación salga de ella", añaden.
Manuel Gómez, responsable del programa en la Consejería de Integración Social de la Comunidad de Madrid, cree que, aunque por el momento el IMI es más un sistema de rentas mínimas, "se está realizando muy en serio un seguimiento individualizado para facilitar la integración".
"Unos 700 salarios sociales", añade, "han sido suprimidos porque sus perceptores no cumplían las obligaciones que los asistentes les planteaban para mejorar su situación: participar. en cursos de formación, escolarizar a los hijos... Si sólo se tratase de dar dinero no nos molestaríamos en diseñar un plan personalizado de integración con cada beneficiario", concluye Gómez.
El presupuesto del programa del Ingreso Madrileño de Integración para este año rondará los 3.000 millones de pesetas. En el año 1991 fue de 2.600 millones.
Con ellos se pagaron las prestaciones económicas a las 8.000 familias perceptoras y se financiaron siete proyectos de integración. Otros 123 proyectos quedaron fuera, algunos por inviables y otros debido a la falta de presupuesto.
El escaso número de proyectos subvencionados levantó fuertes críticas. Pero Gómez considera que "lo principal no es pagar nuevos proyectos, sino conseguir que los receptores del salario social accedan a actividades formativas y de empleo que ya existen en otras instituciones como el Inem o la Dirección General de la Mujer".
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