Las siete vidas del GATT

Cinco años después de que comenzara y 13 meses más tarde del límite fijado para su conclusión, las conversaciones de la Ronda Uruguay afrontan esta semana un nuevo ultimátum para conseguir un acuerdo sobre libre circulación del comercio mundial. Mañana se darán cita en Ginebra los delegados del Acuerdo General sobre Aduanas y Comercio (GATT), en un penúltimo intento de cerrar de una vez por todas una ronda que ha muerto y resucitado muchas veces en los últimos meses.A estas alturas, no se puede decir que los problemas son insalvables. Pero tampoco es previsible un acuerdo a muy corto plazo. Los negociadores europeos -los más reacios a renunciar a subsidios agrícolas y tarifas comerciales- insisten en que hay que buscar una solución consensuada aunque sea necesario volver a ampliar el plazo, mientras que sus colegas norteamericanos y japoneses empiezan a hartarse de tanto aplazamiento. Mientras tanto, el sufrido director general del GATT, Arthur Dunkel, mantiene su complicada tarea de mediación, mientras sus colaboradores redactan innumerables documentos que salen de las reuniones llenos de tachaduras y enmiendas imposibles.

El último de estos informes -450 páginas llenas de jerga legal- es el que estudiaron en la noche del viernes los ministros de Agricultura y Comercio de la CE, sin lograr ningún avance.

Así las cosas, se plantean dos posibilidades. O tres, si los más pesimistas aciertan esta vez con el entierro tantas veces anunciado de la Ronda Uruguay. O llegan a un acuerdo rápido antes de febrero, en que comienzan las primarias norteamericanas; o vuelven a darse un respiro y aplazan por, enésima vez el límite para cerrar las conversaciones; o ponen un R.I.P. en la histórica carpeta que se abrió un mes de septiembre de 1986.