Partidos y financiación

A mi juicio, a la hora de abordar la cuestión de la financiación de los partidos políticos se debe partir de la premisa de que el funcionamiento de] sistema democrático en las sociedades contemporáneas es impensable sin la existencia de tales organizaciones. En ellas tienen cabida todos los ciudadanos que voluntariamente quieran asociarse con otros en la defensa de un modelo concreto de sociedad que juzguen más beneficioso para los intereses generales o particulares.Quienes no comulguen con ninguno de los programas políticos tienen la posibilidad de crear nuevos partidos. Así, la dotación de recursos para hacer frente a los numerosos gastos que genera el mantenimiento de las estructuras y de las maquinarias electorales de los partidos es algo que no debiera escandalizar a nadie. Se trata de un gasto incluso más necesario que la dotación presupuestaria para la construcción del ancho de vía europeo o para la edificación de equipamientos culturales, por poner un par de ejemplos. Si la legislación vigente es poco generosa respecto de las vías de financiación de los partidos está claro que se impone una modificación de tal normativa.

Lo que no es de recibo es querer la democracia y poner el grito en el cielo porque genera un fuerte coste económico, como tampoco lo es el querer una asistenta doméstica y estar sólo dispuesto a malpagarla.-

, Barcelona.