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Rusia legaliza la propiedad privada de la tierra

Pilar Bonet

La propiedad privada de la tierra, fue legalizada ayer por primera vez en Rusia desde la revolución bolchevique, cuando el Parlamento de esta república soviética votó a favor de las palabras mágicas que permitirán al campesinado convertirse en dueño de la tierra. Por 607 votos a favor, 369 en contra y 40 abstenciones, el Congreso de los Diputados Populares de Rusia aprobó una fórmula de compromiso que puso fin a cuatro jornadas de ánimos exaltados y enconados debates. El Parlamento ruso aprobó en su conjunto, por 863 votos a favor, 90 en contra y 40 abstenciones, una disposición para impulsar y fomentar "el resurgimiento del campo ruso y el desarrollo del complejo agroindustrial".

El punto cuarto de este texto era precisamente el que contenía la expresión "propiedad privada" de la tierra, que, a partir de ahora, queda protegida por la ley sin ninguno de los eufemismos que habitualmente se utilizaban para no llegarla a reconocer del todo.La disposición aprobada ayer contempla el pluralismo e igualdad en las formas de propiedad de la tierra, que podrá ser estatal, koljosiana-cooperativa, privada y colectiva.

El Parlamento ruso apoyará el desarrollo de todas las formas de gestión, los koljoses, los sovjoses, las granjas privadas, las cooperativas y las asociaciones. La propiedad privada de la tierra no es automática, ya que, según la disposición, se accede a ella tras un período de diez años de utilización. Las operaciones de compraventa, que solo serán posibles al cabo de diez años de posesión de la tierra, se efectuarán a través de los sóviets o ayuntamientos locales.

Borís Yeltsin, el presidente de la Federación Rusa, manifestó anoche que los diferentes tipos de propiedad tendrán que luchar entre sí para afirmar su existencia y todos serán protegidos por la ley. El Sóviet Supremo de Rusia, anunció Yeltsin, aprobará una ley especial de privatización de la tierra que determinará el mecanismo para poner en marcha la reforma agraria en la mayor y más importante república de la URSS.

Esta reforma contempla, entre otras cosas, la introducción de un impuesto único para el uso del suelo. Según Borís Yeltsin, el campesino es ahora libre de elegir cómo quiere trabajar y si quiere ser propietario del suelo.

La tierra para los campesinos fue una de las consignas principales de la revolución bolchevique. El Decreto de la Tierra, promulgado el día 7 de noviembre de 1917, establecía que ésta era propiedad del pueblo y la entregaba en uso eterno a quienes la trabajaban y a sus descendientes.

Sin embargo, el programa de colectivización aprobado en 1927 forzó al campesinado a elegir entre morirse de hambre o integrarse en sovjoses o koljoses, las formas colectivas de explotación agrícola que todavía hoy son la base de la agricultura soviética.

Ayer eran muchos los diputados que exigían o bien un referéndum o bien una mayoría de dos tercios (lo que se necesita para aprobar decisiones que alteren la Constitución) para aprobar la propiedad privada de la tierra. Los comunistas se emplearon a fondo para cerrarle el paso. Uno de los diputados manifestó que los parlamentarios comunistas habían sido reunidos por la mañana en las dependencias del Comité Central para recordarles cuál era la consigna del partido.

A lo largo de la semana pasada, el presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, se manifestó por lo menos dos veces categóricamente en contra de la propiedad privada de la tierra. A juzgar por el patetismo de los argumentos empleados por muchos de los diputados en contra de la propiedad privada, el pueblo ruso no tenía, por lo visto, otra cosa que hacer que mandar telegramas y más telegramas oponiéndose a la propiedad privada.

Las intervenciones en contra de la propiedad privada fueron mucho más numerosas que a favor. "Las doscientas o trescientas abuelas de Riazán que reciban tierra en propiedad privada no van a salvar la agricultura", dijo uno de los miembros del Parlamento ruso.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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