Londres no acepta el recorte de personal exigido por la URSS

El Gobierno británico anunció ayer que no está dispuesto a aceptar el recorte de personal exigido por Moscú, que tras la "muy confusa declaración" de la víspera ha quedado claro que puede ser sólo de soviéticos que trabajan para delegaciones británicas en la capital de la Unión Soviética.Las autoridades soviéticas han dado un plazo de una semana a las británicas para que procedan a recortar en 170 el número de personas que trabajan para entidades del Reino Unido en la capital soviética, pero el Foreign Office replicó ayer que no acepta ese plazo y, además, que las exigencias soviéticas son ridículas e ilógicas.

La "confusión y perplejidad" que reinaba en el Foreign Office tras el anuncio oficial soviético fue seguida ayer de una más relajada disposición, aunque sin por ello aceptar la medida. "Lo que dijo Guerasimov [el portavoz soviético] era muy confuso y ahora lo han clarificado", señaló un portavoz, quien dijo que lo que reclamaban los soviéticos era reducir a 205 el número total de personas asignadas a organizaciones británicas en Moscú y que ello suponía, en principio, que no habría expulsiones de británicos. Según el Foreign, Office, en la capital soviética sólo hay 140 británicos empleados en diversas entidades, 78 de ellos asignados a la Embajada. "Creemos que hay unos 100 soviéticos trabajando en la Embajada y otros 100 en otros organismos", y de entre ellos será donde hayan de producirse los recortes.

Las autoridades soviéticas han dado una semana de plazo al embajador para que elija a los 170, pero Londres se niega a aceptar el ultimátum y da a entender que si los soviéticos insisten tendrán que atenerse a las consecuencias. La medida tiene precedentes en lo ocurrido hace tres años con la Embajada de EE UU en Moscú, cuando cocineros, secretarias, telefonistas y conductores tuvieron que dejar sus puestos de trabajo y sumieron a la legación diplomática en un caos organizativo.