Memoría de hoy y de anteayer
La Caja de Madrid ha tenido el acierto de incluir en el ciclo conmemorativo de sus 150 años un programa dedicado a la música española actual y concretado en tres autores madrileños. Uno de ellos, Cristóbal Halffter, tomó la batuta y logró de la Orquesta Sinfónica un rendimiento excelente. Yo habría dedicado este programa al maestro Arbós en este año cincuentenario de su muerte, pero quizá los sinfónicos tienen previsto otro memorial, como dicen en Granada, que ha olvidado, por cierto, a quien, con Pérez Casas, mantuvo la brillante prehistoria de los festivales: los conciertos del Corpus en el Carlos V.El programa dispuesto por Halffter encerraba un interés inusitado. No se estrenaba nada, sino que volvían a escucharse tres partituras representativas de José Luis Turina, Tomás Marco y el propio Cristóbal. Esto es una cosa más rara que la de don Vicente Martín y Soler en nuestro país musical, caracterizado por el "estreno, homenaje y despedida", todo en una pieza, cuando de músicos indígenas se trata.
Orquesta Sinfónica de Madrid
Director: C. Halffter. Solista: Ch. Edinger. Obras de Turina, Halffter y Marco. I Musici. Obras de Vivaldi. Auditorio Nacional, 16 y 17 de mayo.
Talento
Una vez más admiramos el talento de Turina en su Pentimento, de 1984; talento, instinto y saber que garantizan siempre mérito y atractivo. Christiane Edinger volvió a tocar magníficamente el Concierto para violín que Radio Nacional encargara a Cristóbal Halffter para celebrar su medio siglo. No sólo es una gran obra en su factura, sino una música intensa y conmovedora.Más reciente queda el estreno de la Cuarta sinfonía de Marco (1988), subtitulada Espacio quebrado, lo que indica ya la intención del autor: limitación de un espacio temporal y musical quebrado por una serie de elementos contrastantes y, a su vez, bastante uniformes.
Hubo aplausos para todos, autores e intérpretes, por parte de un público tan interesado como escaso. Aun considerando la relativa conveniencia de los programas monográficos, pienso si vamos a tener que hablar otra vez de minorías selectas o de mayorías huidizas.
Por el contrario, hubo asistencia multitudinaria para escuchar una vez más el Vivaldi de los I Musici, traído por la universidad Autónoma madrileña. A pesar de la boutade de Stravinski sobre "el hombre enojoso capaz de escribir 300 veces el mismo concierto", Vivaldi, bien tocado, conservará por mucho tiempo su poder de convocatoria.
I Musici se encuentran en un buen momento, acaso el mejor después de su primera época de oro que capitaneó nuestro violinista Félix Ayo.
Durante los tres días de su actuación, el grupo italiano ha ofrecido los 12 conciertos de El estro armónico, Las cuatro estaciones y tres conciertos más. Una verdadera y brillante antología del prêtre veneciano.
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